En 1963, en pleno régimen franquista, nació una organización que se reconocía a sí misma como una más dentro de la amalgama de organizaciones inspiradas por el fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera. Más aún, en aquel momento el Frente de Estudiantes Sindicalistas (FES) se atribuía la condición de «heredero de la Falange fundacional».El FES, ligado a la Falange Española Independiente (FEi) que en 2004 se fusionó con la FE de las JONS, de la que fue su núcleo originario, surgió en círculos universitarios y mostró una actitud de rechazo y crítica a otros grupos de su misma orientación política, al considerar que se habían alejado de la ortodoxia falangista.
De hecho, según se destaca en el trabajo “Hacia una historia del FES” que se puede encontrar en la página web www.rumbos.net, sus integrantes se consideraban «la verdadera Falange» y llegaron a expresar cierta crítica con el rumbo que mantenía la dictadura de Franco, por opinar que no cumplía el programa marcado por los líderes falangistas antes del alzamiento fascista del 18 de julio de 1936.
Este grupo ha mantenido siempre aún pervive los postulados comunes de esta versión española del fascismo: el anticomunismo y el antimarxismo visceral; el catolicismo como pilar fundamental de su doctrina; y el seguimiento de las líneas ideológicas expuestas por el ya citado José Antonio Primo de Rivera y Julio Ruiz de Alda en 1933.
Según se afirma en este trabajo documental, entre los elementos más destacados de esta organización desde su nacimiento hasta 1975 se encuentran personas que luego han ejercido de profesores universitarios, como Sigfredo Hillers de Luque, directivos de empresas, abogados, pequeños empresarios o médicos, entre otras profesiones.
Entre todos estos nombres, en cualquier caso, destaca uno por encima del resto: José María Aznar López, líder del PP y ex presidente del Gobierno español. Y junto a él, otro que no es tan conocido en nuestro país, pero que desde hace más de trece meses se sienta cada semana frente a casi sesenta ciudadanos vascos. Se trata del juez de la Audiencia Nacional española Nicolás Póveda Peña.
Desde el inicio del juicio por el sumario 18/98, este juez ha hecho una demostración gráfica de su amplio repertorio de aspavientos y muecas, cada vez que las sesiones del juicio discurrían por derroteros que no le parecían correctos.
Al igual que al antes citado Sigfredo Hillers, a este juez se le vincula también con la Unión de Trabajadores Sindicalistas (UTS), según se afirma en la página digital www.red vértice.com. Junto a ellos, se menciona como fundador de la UTS a Ceferino Maestú, que en 1963 escribió un folleto titulado “La Falange y los sindicatos obreros”, donde se apelaba a un «obrerismo jonsista». Maestú abandonó la doctrina falangista años más tarde.
A Póveda se le tiene por ser la mano derecha del virtual presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional el Consejo General del Poder Judicial (GCPJ) ha anulado su nombramiento recientemente, Javier Gómez Bermúdez, en el tribunal que juzga este sumario, y su estrecho marcaje a la presidenta Angela Murillo ha sido objeto de comentario entre los asistentes a la vista oral.
De hecho, las constantes acotaciones de Póveda a Murillo han causado algún rifirrafe entre ambos magistrados a lo largo de este año de juicio.
Este juez de 60 años ejerció como letrado trabajando para la Cámara de la propiedad de Madrid, hasta que hace unos diecinueve años fue nombrado juez por el Cuarto Turno, es decir, sin pasar por el trámite de opositar al cargo.
Ya como juez, estuvo destinado en el Juzgado de Primera Instancia de la localidad catalana de L´Hospitalet de Llobregat, y en 1991 pasó a ejercer el mismo cargo en el de Almería. Finalmente, desde 2005 es magistrado en la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional española, donde le ha tocado juzgar varios casos relacionados con ciudadanos vascos.
En este tribunal tiene como jefe, siempre con el paréntesis impuesto por el CGPJ, a Javier Gómez Bermúdez, juez de meteórica trayectoria, que fue nombrado presidente de la Sala de lo Penal con el placet del PP y tras pasar por el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria. Se da la circunstancia de que Póveda y Gómez Bermúdez coincidieron en Almería, antes de compartir destino en la Audiencia Nacional. -
GASTEIZ