La subasta de amurrio engancha
San Anton Eguna atrajó en la jornada de ayer a cientos de personas hasta Amurrio. El núcleo urbano de la localidad se convirtió, un año más, en un gran caserío, con más de un centenar de puestos de productos artesanos. De todos los actos celebrados, el que más expectación volvió a causar fue la subasta solidaria, en la que se pujaron por lotes de productos derivados del cerdo, dos cochinillos asados al estilo burduntxi y un gorrino. Estuvo de lo más disputada.
Amurrio disfrutó ayer de lo lindo, de la mano de San Anton, festividad que desde el lejano 1969 viene organizando anualmente la asociación local Amigos de San Antón. La feria que, año tras año, se celebra el domingo posterior al 17 de enero se ha convertido en una cita ineludible en la zona. La jornada festiva comenzó con el tradicional lanzamiento de cohetes y repique de campanas anunciador, a los que siguió la apertura de un consolidado mercado de productos artesanos. Las inmediaciones de la ermita de San Anton de Armuru volvieron a convertirse durante toda la mañana de ayer en un gran caserío, en el que cada baserritarra acercó lo más exquisito de su despensa para exponerlo y, si era posible, venderlo. La variedad volvió a reinar en el alrededor del centenar de puestos instalados. Así, los visitantes pudieron hacerse con tres paquetes de rosquillas recién elaboradas, por un billete de cinco euros; dos quesos Idiazabal por 18 euros; o tres kilogramos de kiwis de la localidad bizkaitarra de Gordexola, por un par de euros. Tampoco faltaron productos más difíciles de encontrar, como el jamón de Mendiola bajo en sal, embutidos ecológicos, txakoli o repostería elaborada con txakoli, así como las archiconocidas botas de vino, que aunque muy utilizadas, cada vez son más difíciles de localizar. Las había hasta con los escudos de equipos de fútbol incorporados, para los que se desviven por el deporte rey. Al igual que en ediciones anteriores, cualquiera se pudo llevar a casa diferentes especies de árboles. Había de todo tipo. Desde plantas medicinales, a los reclamados frutales como, manzanos, naranjos, perales o ciruelos. Por diez euros, todo aquel que cuente con tierra podía hacerse con cualquiera de ellos. En lo que se refiere a ganado, únicamente se expuso una docena de cabras y cabritos, que despertaron el interés de los más txikis. Mientras unos y otros curioseaban, trikitilaris y panderojoles de Izalde amenizaron las calles.
Subasta solidaria
Tras la solemne misa mayor, en la que participó la coral Amurrio Abesbatza, y mientras se aproximaba la hora de la subasta, fueron muchos los que aprovecharon para darse una vuelta por los puestos y degustar un talo con chorizo o morcilla, por cuatro euros. Otros optaron por disfrutar con la actuación de bertsolaris. Minutos después de las 12.30, el escenario instalado para la ocasión en la plaza de San Anton se convirtió en el principal foco de atracción de la feria. El motivo no era otro que la subasta solidaria de los productos caseros y artesanos, la gran mayoría de ellos derivados del cerdo, donados por vecinos y comerciantes de la localidad. Se notaba que algunos son ya más que veteranos a la hora de pujar y, por ello, arrebatarles alguno de las decenas de lotes que se subastan era casi misión imposible. Tras la subasta de ayer, hubo quien marchó orgulloso con su morcilla, chorizo, panceta, queso, pastel vasco, txakoli de Aiara, café y patxaran, por 36 euros. Hubo quien arriesgó más y se llevó otro lote de similares características, por menos. Hubo también quien se llevó a casa diez plantas medicinales y árboles frutales por el módico precio de 20 euros. Claro que para poder pujar, era necesario poseer, en primer lugar, un buen terreno en el que poder plantarlos y, lógicamente, todos los allí reunidos no lo tenían. Por lo demás, los dos cochinillos asados al estilo burduntxi durante la mañana junto al escenario se cambiaron por 45 y 49 euros cada uno. La puja estuvo, en este sentido, de lo más reñida. El hermoso txarri, que estaba expuesto colgado de una escalera, salió con un precio inicial de 150 euros y se la llevó el mejor postor, que ofreció por él 200 euros. Rodrigo Ojenbarrena y Alberto Burutxaga fueron, un año más, los encargados de dirigir de manera entretenida este evento, cuya recaudación será destinada a diferentes proyectos solidarios. Para cuando concluyó la subasta había baserritarras a los que se les había agotado las existencias y estaban recogiendo sus pertenencias. Otros, sin embargo, continuaban al pie del cañón, esperando mejorar las ventas del día. Los actos en honor a San Anton concluyeron con numerosas comidas, entre ellas, la de hermandad. -
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