BILBO
Las dudas sobre el apoyo de las bases del partido a la Ejecutiva Nacional y sobre la relación de fuerzas entre partidarios de ir en solitario y los defensores de la coalición con el PNV quedaron despejadas ayer sobre las cuatro de la tarde. Los números fueron contundentes. De los 577 compromisarios, 221 votaron a favor de la enmienda que proponía la coalición, 353 en contra y 3 votaron en blanco. La dirección del partido obtuvo, por tanto, el apoyo del 61% de los compromisarios.A este Congreso Extraordinario se había llegado por un camino tortuoso. A finales de agosto de 2006 la Ejecutiva Nacional aprobó, por 10 votos a favor y 9 en contra, acudir en solitario a las elecciones. Un nutrido grupo de militantes se mostró disconforme con la decisión y también con lo que consideraban una falta de debate sobre la cuestión entre las bases del partido. Por ello presentaron 1.603 firmas exigiendo la celebración de un congreso extraordinario. La mesa de la Asamblea Nacional de EA desestimó algunas de las firmas presentadas y estableció que el cómputo general no alcanzaba el 25% de la afiliación, mínimo necesario para forzar un congreso. Pese a todo, la Ejecutiva del partido optó por la convocatoria para dar cauce de expresión a la militancia y, se supone, presumiendo su victoria.
Los delegados habían sido convocados en Euskalduna Jauregia de Bilbo para las nueve de la mañana, pero los debates no comenzaron hasta cerca de las doce del mediodía.
Votación secreta
Tras algunos retrasos en la acreditación de compromisarios a cada uno de ellos se le asignó su posición dentro del salón de debates junto a los demás representantes de su asamblea municipal se procedió a la elección de la mesa del Congreso. No hubo más que una candidatura que encabezó Mikel Irujo. El primer escollo se produjo cuando la mesa hubo de decidir si las votaciones se realizaban a mano alzada, como es habitual en estos casos, o por papeletas y de forma secreta, que fue lo que solicitaron los partidarios de la coalición.La toma de una decisión llevó su tiempo a la mesa, que finalmente aceptó la colocación de urnas y la votación por papeletas. El hecho de que toda la infraestructura estuviera preparada incluida la impresión de las papeletas diferenciadas para cada una de las votaciones previstas hace pensar que los organizadores del Congreso daban por hecho que finalmente se optaría por este modelo de decisión.
A debate se presentaban dos tesis fundamentales. Por un lado la de la ponencia oficial, redactada por la Ejecutiva Nacional, que proponía que se recha- zara la propuesta de coalición con el PNV realizada por quienes recogieron firmas para forzar el Congreso. Por otro, una enmienda a la totalidad de seis asambleas municipales que recogía aquel texto inicial y criticaba a la dirección.
Fue el presidente de la Ejecutiva guipuzcoana, Iñaki Galdós, el encargado de defender la enmienda a la totalidad propuesta por las asambleas de Oiartzun, Errenteria, Hondarribia, Donostia, Hernani y Lemoa.
El texto incluía la consideración de que las firmas recogidas eran más que suficientes para la celebración del Congreso, criticaba que la dirección les achacara defender la «convergencia con el PNV» e introducía la consideración de que «la ruptura por parte de ETA del proceso de normalización y pacificación nos reafirma en la necesidad de conformar un eje de liderazgo del nacionalismo institucional e histórico».
Capacidad de influencia
Tras estas consideraciones iniciales, la propuesta defendida por Galdós incluía el texto presentado inicialmente por quienes recogieron las firmas. En él se reiteraba la necesidad de que este «referente nacionalista» institucional e histórico «en el que se enmarca EA, siga con fuerza y con capacidad de liderazgo». Señalaba que la experiencia demuestra que la coalición con el PNV «ha sido tan necesaria como positiva» y ha sabido conectar «con el sentir mayoritario de la sociedad, frente a los riesgos que se avecinaban desde los otros polos de la política vasca».Además, la enmienda defendía que con la coalición con el PNV, EAha alcanzado una «capacidad de influencia determinante» para impulsar cuestiones de gran calado.
Colaboración sin coalición
A las tesis de Iñaki Galdós le dio réplica el secretario de Organización del partido, Rafa Larreina. Aunque el debate fue a puerta cerrada, la ponencia de la Ejecutiva ya recogía las principales razones por las que se oponían al texto presentado inicialmente por quienes quisieron forzar el Congreso Extraordinario.La dirección consideraba que dicho texto «resulta inadmisible» porque «nuestro proyecto político no pasa por ninguna convergencia o centra- lidad con el PNV ni con ninguna otra fuerza política».
Se añadía que «tampoco podemos admitir la idea de fondo de que coalición sea igual a colaboración y que sin coalición no es posible la colaboración. Por el contrario, la cooperación en las instituciones es perfectamente posible desde la independencia del proyecto propio y diferenciado».
La dirección, en su ponencia, cortaba el paso también a la posibilidad defendida por los «críticos» de dar libertad a las diferentes organizaciones locales para tomar una decisión, porque ello «desvertebraría, con toda seguridad, la unidad de actuación necesaria de un partido político».
Las intervenciones de cada una de las partes fueron recogidas con aplausos por su seguidores. Esta suerte de referéndum sonoro debía haber dado ya a los asistentes una idea aproximada de cómo se dividían las fuerzas en la sala, puesto que la votación final fue contundente. Pese a ello, integrantes del sector «crítico» mantuvieron que las fuerzas estaban igualadas hasta el momento mismo de conocerse el resultado.
Al Congreso se presentó también otra enmienda a la totalidad, de la Asamblea de Zeanuri, que abogaba por una colaboración más amplia con otros sectores abertzales y progresistas. Su defensor, Sabin Intxaurraga, acabó por retirarla, pidiendo el voto para las tesis de la Ejecutiva.
La nitidez del rechazo de la enmienda que defendía la coalición y lo avanzado de la hora hicieron que se dieran por defendidas y votadas las dos enmiendas parciales que no se habían retirado todavía y la propia ponencia.
Tras conocerse los resultados, la presidenta del partido, Begoña Errazti, se felicitó por cómo había discurrido el Congreso, tanto por lo que suponía de refuerzo a la Ejecutiva, como por lo que había supuesto de debate entre la militancia. Errazti no quiso responder a la acusaciones sobre irregularidades hecha por Iñaki Galdós.
El presidente de la Ejecutiva de EA en Gipuzkoa, Iñaki Galdós, aceptó «la derrota» de la apuesta por concurrir en coalición con el PNV a los comicios de 2007 y apeló a que el partido mantenga la unidad para salir «reforzado» de la cita electoral. Pese a todo, denunció la existencia de irregularidades en relación al censo, que consideraba que no alteraban el resultado final, pero que entendía que debían ser subsanadas.Nada más conocerse el resultado de la votación, Galdós, cabeza visible de los partidarios de la coalición, aseguró que el resultado del Congreso «ha sido claro» ya que «menos del 40%» ha apoyado la enmienda a la totalidad presentada a la ponencia de la Ejecutiva Nacional. A su entender, las cifras obtenidas en la votación «dejan suficientemente claro que la mayoría aquí representada no está a favor de la coalición con el PNV».
Abogó por trabajar para cohesionar el partido y para salir reforzados tanto del congreso como de las próximas elecciones.
Desde la aceptación del resultado, Galdón apuntó que seguirán trabajando de manera interna para que «las listas de afiliados que en muchos municipios están absolutamente infladas se depuren».
A su entender «está claro que ha habido una serie de irregularidades que han condicionado no el resultado final del Congreso, pero sí el margen con el que se ha obtenido la mayoría».
Galdós llamó la atención sobre lo provechoso que había sido el debate, pero lamentó que hubiera llegado tarde y por la movilización de un amplio sector de la militancia del partido.