- El efecto Fabri sigue dando frutos -
Atraviesa el ecuador con un nuevo halo de esperanza
·El Alavés, con goles de Navarro y Wellington, vuelve a ganar fuera cuatro meses después
PONFERRADINA 0 DEPORTIVO
ALAVES 2
GASTEIZ
En un ejercicio con mucha similitud al del año pasado, el cambio de inquilino en el banquillo albiazul en los albores de la primera vuelta ha sentado estupendamente a un Deportivo Alavés que, con su victoria de ayer en El Tolarín, parece comenzar un nuevo período de ilusión y esperanza después de haber pasado toda clase de penurias durante la primera mitad de la temporada. Aunque haya vuelto a costar un tiempo que puede salir muy caro, el «efecto Fabri» ha insuflado nuevas energías al equipo babazorro que, después de la gran imagen mostrada en el Nou Camp, corroboró su indudable mejoría con su segunda victoria a domicilio en la primera vuelta, algo que no ocurría desde la cuarta jornada, cuando ganó en Vecindario 0-1.Sin elementos desestabilizadores entre semana y con una plantilla que cree en el trabajo que ahora sí se viene haciendo, el equipo que venía diluyéndose cada vez que salía lejos del calor de su entregada afición, basó su triunfo de ayer en la contundencia exhibida en uno de los campos más complicados de la categoría. El Alavés tuvo la fortuna y el acierto de adelantarse muy rápido en el marcador y eso condicionó todo el partido, pero es que además tuvo la solidez de saber adecuarse al nivel de exigencia e intensidad necesaria para aguantar el empuje de una Ponferradina que lo intentó por todos los medios pero a la que le faltó esa calidad que le sobra a los albiazules en los últimos metros. Cuando se esperaba una salida en tromba del equipo local y pese a los últimos precedentes, el Alavés encarriló el partido a los nueve minutos, cuando Wellington Paulista, otro de los elementos claves a la hora de entender la mejoría albiazul, aprovechó un error defensivo de la zaga leonesa para plantarse solo ante el portero y recibir un clarísimo penalti por parte de Robles cuando se disponía a marcar a puerta vacía. El árbitro debió haberse cobrado la expulsión del defensa, pero el equipo gasteiztarra se dio por satisfecho con la ventaja en el marcador que le dio la transformación de Rubén Navarro. A partir de ese instante, el Alavés lo fió todo a mostrarse sólido atrás y a sentenciar a la contra y la apuesta le salió redonda. Primero porque no le dolieron prendas a la hora de vestirse el mono de trabajo y fajarse en el partido físico que propuso la Ponferradina y después porque el equipo de Pichi Lucas adoleció de esa falta de definición que le mantiene en lo bajo de la tabla. El equipo leonés reaccionó bien y generó varias ocasiones claras de gol en los 15 minutos siguientes, pero guiados por el ex realista y alavesista Rubén Vega se estrelló ante la defensa albiazul. La historia se repitió en la segunda mitad casi de forma idéntica y Wellington Paulista hizo el segundo tanto en el minuto 53 en una acción algo afortunada al marcar el 0-2 desde una posición sin apenas ángulo con la colaboración de Rubio. Como en la primera mitad, pero con mucho menos peligro a la hora de sacudirse la presión del rival al contraataque, el Alavés se encomendó a la defensa y, especialmente a Porato, para mantener la ventaja ante una Ponferradina que no cesó en su empeño. Tras el tanto del brasileño, los locales volvieron a acumular ocasiones de gol pero no obtuvieron el premio que merecieron.
La plantilla se felicita por el cambio
GARA
PONFERRADA
Los jugadores albiazules aprovecharon la posibilidad de poder hablar con los medios desplazados a Ponferrada para avalar el cambio vivido en el banquillo. En unos pronunciamientos públicos inusuales por su claridad y su contundencia, Astudillo y Mateo se congratularon por el cambio que había experimentado la plantilla y, especialmente, por el relevo que se ha dado en el banquillo.
Así, siendo entrevistado por Radio Vitoria, el central navarro felicitó al club por el acierto de haber relevado a Chuchi Cos, mientras que el capitán fue incluso más allá al declarar que «hemos perdido mucho tiempo». En este sentido, el centrocampista argentino explicó que la mejoría experimentada con Fabri, con seis puntos de seis posibles, se cimenta en que, «hasta ahora, todo eran individualidades y ahora se busca lo colectivo».
El problema que se vislumbra ahora es que, después de lo que se vivió la temporada pasada con Oliva, a Piterman le pueda dar otro ataque de celos. Preguntado al respecto, Astudillo dijo que «esperemos que esto siga así, es lo que queremos; trabajar y que nos dejen trabajar. El equipo se ha implicado a tope y vamos a más».
Fabri, agradecido
El técnico gallego, por su parte, mantuvo su tono comedido pese a llevar un pleno liguero y volvió a agradecer a los jugadores la entrega y la implicación que han tenido desde su llegada. Fiel a su discurso, explicó que el equipo está creciendo para bien y que espera mejorar aún más ahora con más tiempo.
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