QUITO
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, aseguró que el Congreso debe apagar el fuego que ha encendido en el país, al tratar de boicotear su convocatoria de un referéndum, el 18 de marzo, para instaurar una Asamblea Constituyente.
«Estamos jugando con fuego», parafraseó Correa al presidente del Congreso, Jorge Cevallos, y recordó que «les corresponde a ellos (los diputados del Congreso), que iniciaron este fuego, apagarlo».
El presidente insistió en que mantiene su plan, promesa en las elecciones en las que venció en la segunda vuelta, y recordó que el Tribunal Supremo ha incumplido la Constitución al remitir al Parlamento el proyecto para convocar la consulta, cuando simplemente debía haberlo tramitado. Añadió que los diputados han violado asimismo la Carta Magna al admitir la cuestión y vetarla.
La ministra de Exteriores, María Fernanda Espinosa, responsabilizó del asalto de la víspera al Congreso de Quito a los representantes de la «vieja política» y recordó que las altas instancias judiciales «han estado históricamente controladas por ciertos partidos políticos».
Los mismos partidos, el PRIAN, el PSC y la UDC, que tratan, desde la instauración del Parlamento el 5 de enero pasado, de copar todos los poderes y torpedear las ansias de cambio personificadas en el triunfo de Correa.
Las últimas encuestas señalan que entre el 77 y el 85% de los ecuatorianos están a favor de la creación de una nueva Asamblea Constituyente, con la que Correa aspira a impulsar una economía popular y emprender profundas reformas políticas para acabar con el imperio de la partitocracia que ha hundido a Ecuador en una crisis política permanente. En los últimos diez años se han sucedido ocho presidentes, de los que tres fueron derrocados por revueltas populares.
Según informaciones locales, 100.000 personas participaron en la noche del martes en marchas y protestas por todo el país. Los movilizados anuncian que no cejarán en su empeño y ayer mismo la Policía reforzó el cordón de seguridad en torno al Congreso para tratar de impedir nuevos asaltos.
Los legisladores anunciaron el reinicio de las sesiones en Quito aunque no descartan intentar trasladar la sede del Parlamento a otra ciudad, presumiblemente a la populosa Guayaquil. Por de pronto, ayer volvieron a boicotear el nombramiento por el Gobierno del fiscal general. No faltan analistas que auguran que su próximo paso será tratar de destituir al presidente Correa, lo que elevaría la tensión al máximo.