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«Cornada" policial a quienes defendían la estela de germán

Correr delante de los toros en iruñea tiene su riesgo, pero no menos que intentar ejercer la libertad de expresión. quienes pedían la recolocacion de la estela dedicada a germán rodríguez recibieron ayer una buena «cornada" policial.

La cita no era a las 8.00 en la calle Estafeta, sino a las 12.00 en la Avenida Roncesvalles. A esa hora estaba prevista la colocación del nuevo Monumento al Encierro, una escultura de 10 toneladas de peso, 11 metros de largo, 4 de ancho y 661.000 euros aportados en forma de impuestos por los vecinos de Iruñea.

El recorrido del encierro sanferminero nunca ha pasado por la Avenida de Roncesvalles, pero UPN y CDN se empeñaron en ubicar allí la polémica escultura. ¿Dónde? Precisamente donde antes estaba colocada la estela en recuerdo a Germán Rodríguez, muerto a balazos por la Policía española en los sangrientos sanfermines de 1978.

Al igual que las cornadas de los toros, aquellos hechos han dejado heridas difíciles de cicatrizar, quizás porque sus responsables ni siquiera han sido juzgados. Así es que un grupo de personas de la plataforma Hilarria se acercó ayer hasta la Avenida de Roncesvalles con una pancarta: «Germanen hilarria bere tokira». Como el toro al capote rojo, los agentes policiales embistieron con furia, rompieron la pancarta, y arreme- tieron a golpes y empujones contra los miembros de Hilarria. Ninguno de ellos acabó en la enfermería, pero sí con el escozor de un expediente sancionador. El recurso a la «Libertad de expresión», en forma de repetidos gritos, no sirvió de nada ante la violencia policial.

Mientras las grúas colocaban el monumento ante la expectación de decenas de transeúntes, uno de los miembros de Hilarria, Xabier Barber, explicaba que su intención era expresar la opinión de la mitad de la población de Iruñea, ya que sólo UPN y CDN quieren la retirada de la estela de Germán Rodríguez de su ubicación.

 

«Aquí lo mataron»

Además de representantes de Iruñea Berria, EA y Aralar, que denunciaron la actuación policial, al acto asistió Yolanda Barcina y el propio escultor, Rafael Huerta, quien reconoció la polémica sobre la ubicación y expresó su deseo de que «haya voluntad por ambas partes» para alcanzar un «acuerdo amistoso». Se antoja difícil pero, a partir de ahora, su monumental escultura servirá para que mucha gente diga: «Mira, aquí es donde mataron a Germán».

Iñaki VIGOR

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