Las excavaciones israelíes dejan al descubierto la ira islámica
Al pie de la Mezquita Al-Aqsa, la tension crece. decenas de palestinos, con o sin pasaporte israelí, han sido detenidos en los últimos días por protestar contra las obras de los bulldozers israelíes en el acceso a la Explanada de las Mezquitas. «Desde marrakech a Yakarta, los musulmanes deben movilizarse", insta uno de ellos. Y hoy es viernes, día de rezo.
Charly WEGMAN desde Jerusalén
Decenas de palestinos y de militantes del Movimiento Islámico Árabe en Israel -palestinos con pasaporte israelí- han acabado en los calabozos tras intentar acceder estos días a la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo para el islam.
«Esta prohibición y las detenciones prueban que la agresión contra los musulmanes y los lugares santos aumenta», denuncia el número dos del Movimiento, Kamal Jatib, que ha conseguido escapar de las garras israelíes al contrario que su líder, jeque Raëd Salah.
Fuertemente protegidas por la Policía, las excavadoras israelíes comenzaron el martes a horadar la tierra junto a la Puerta de los Magrebíes. Estos «trabajos» han generado indignación en el mundo musulmán, 1.200 millones de personas.
«Hoy, mañana, pasado mañana... seguiremos con la protesta. El viernes -jornada semanal de rezo y descanso en la religión islámica- será el Día de la Ira», anuncia Kamal Jatib.
En la Ciudad Vieja, las calles están aparentemente en calma. Aparentemente, porque la Policía israelí está por todas partes y ha sellado la entrada a la Explanada, que alberga la Mezquita de Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca. Sólo deja acceder al recinto a musulmanes mayores de 45 años y que tengan un documento de identidad israelí.
Desde su despacho, decorado con fotos en blanco y negro de la Explanada, el director de la Waqf, institución que vela por los bienes religiosos musulmanes, denuncia con contundencia las «obras» israelíes. «Cuando utilizan sus bulldozers están dañando los cimientos, muy frágiles, del lugar», denuncia Adnane Husseini, que tiene claro que «Israel quiere borrar la historia y agrandar el lugar donde rezan los judíos», añade, en relación a lo que los israelíes llaman el Muro de las Lamentaciones, situado justo debajo de la Puerta de los Magrebíes.
«Dónde está la UNESCO»
Una puerta de acceso «histórica, y que tiene más de 1.500 años», recuerda Husseini. Un acceso «que pertenece a la Waqf. La historia debería ser salvaguardada. ¿Dónde está la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura)? ¿Dónde están los diplomáticos extranjeros? ¿Dónde está esa comunidad internacional?», lanza al cielo estas preguntas el director de la Waqf. Nadie le responde.
Las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa han amenazado con atacar lugares santos para los judíos si prosiguen las obras. «Si el enemigo sionista y sus colonos prosiguen con los trabajos consideraremos objetivos militares las sinagogas y otros lugares de culto judíos», advierte en un comunicado esta organización armada, vinculada a al-Fatah.
La Autoridad Israelí de Antigüedades responde con altanería a la ira palestina y anuncia que las excavaciones arqueológicas continuarán hoy y podrían prolongarse durante semanas o meses.
La ministra de Exteriores israelí, Tzipi Livni, ha aprovechado la crisis para reivindicar que «El Monte del Templo es el lugar más sagrado para el pueblo judío (...) Aún así, el Estado de Israel nunca violará la libertad de culto de ninguna religión», dice.
Corta memoria la de esta aspirante a suceder a Ehud Olmert al frente del Gobierno, habida cuenta de la política de tierra quemada de los vestigios culturales y religiosos islámicos practicada por el Estado sionista desde su creación, en 1948.
En este contexto, un arqueólogo israelí, Meir Ben Dov, que lleva decenios trabajando en este área ironiza con que «cuando mueves un ladrillo puedes provocar un terremoto». El problema es que las piedras son siempre las mismas.
«¿Es que hemos atacado alguna vez su Muro de Las Lamentaciones?», inquiere Samir, un palestino que vende telas en las inmediaciones del lugar.