Es una «ciudad flotante», así lo define Julio Trenas, director de Transporte Marítimo de la empresa Stream, formada por Repsol y Gas Natural, tras una visita de dos horas y media por los entresijos de esa arquitectura de metros y metros de chapa que flotan con una carga de 138.000 metros cúbicos de gas licuado. Tiene 284,4 metros de largo, por 42,5 metros de ancho y cerca de 50 metros de alto en la zona de mando. Al lado suyo, cualquier barco que navega por la Ría del Ibaizabal es un pequeño objeto. La Naval, propiedad de Construcciones Navales del Norte, tiene ya muy avanzada la terminación del «Knutsen Sestao», el cuarto de estas características que se construye en el astillero vizcaino a la perfección.

El armador noruego reconoce la excelencia de los trabajadores de La Naval en la construcción de este tipo de buques. De hecho, se les denomina los «Rolls Royce» del transporte de gas natural licuado. Roberto Villaverde, del departamento comercial de Construcciones Navales del Norte, y Ana Isabel Uriarte, directora de proyecto y el responsable de la empresa Stream, Julio Trenas, mostraron cada centímetro del impresionante mundo que encierra la construcción de un gasero. Trenas destacó el trabajo a la perfección del astillero vizcaino. Un reconocimiento que le llega en un momento en el que se encuentra en plena batalla «por la obtención de nuevos pedidos», como explicó Villaverde. De momento, cuentan con un pedido principal, además de otros menores, para la construcción la mayor draga existente para el armador belga Jan De Nul, «que tiene de plazo para encargar una gemela hasta el mes de marzo o abril». Uriarte matizó que el trabajo que realiza La Naval es de prototipo, «porque hacemos los buques a la medida de las necesidades del armador».

En este momento los trabajos se encuentran en el aislamiento de los cuatro inmensos tanques que transportarán el gas natural licuado a menos 163 grados centígrados. Alberto Fernández, responsable del trabajo de aislamiento de los «termos», explicó que para llevar ese proceso adelante se colocan dos capas de cajas de madera rellenas de perlita, que se fabrican en la empresa Ikasalde Box de Zornotza, y forradas de una chapa de 0,7 milímetros de «invar», una aleación metálica que lleva un 35% de níquel que es muy resistente a las variaciones de temperatura. «Este proceso se debe realizar con suma precisión para evitar fugas del gas», precisó Fernández. Se colocarán 52.000 cajas de aislamiento. «Es parte más de este puzzle gigante que es la construcción del gasero, desde que se corta la chapa hasta que se va montando», reconoció la directora de proyecto. Para comprobar la estanqueidad se realizan pruebas de presión con helio. Uno de los tanques se encuentra ya en ese proceso en la primera fase. Se espera que el «Knutsen Sestao» pueda iniciar las pruebas de navegación en julio, para ser entregado al armador noruego en diciembre.

Este gran gasero se moverá a 20 nudos, utilizará fuelóleo y el propio gas que se evaporará, que es recogido por una serie de tuberías que lo dirigen al motor. Según Julio Trenas, «al día evapora el equivalente a 80 toneladas de fuel». Este tipo de buques «es rápido». Según el representante de la empresa de Gas Natural y Repsol, desde Nigeria a Bilbao se tarda entre dieciocho y veinte días ida y vuelta. A Trinidad y Tobago, otro tanto, a Qatar, treinta y dos días, y ocho días a Libia. El gasero cuenta con todas las comodidades para una tripulación de veintiocho marineros. «En éste nos dijeron para quitar la piscina, pero tiene gimnasio y otras mejoras», precisó Ana Isabel Uriarte en la sala de mando de ese gran buque que cuenta con 300 kilómetros de cable eléctrico y numerosas tuberías y motores avanzados.