La Real atraviesa la situación más crítica de los últimos años, hundida en los puestos de descenso y con los resultados negándose a llegar semana tras semana, sin que esfuerzos o mejorías consigan romper esa dinámica negativa.

Los donostiarras, lógicamente, buscan soluciones. Más aún ahora que el calendario les obliga a enfrentarse -aunque los rivales parecen lo de menos ahora mismo- a uno de los grandes de la Liga, el Real Madrid, y a la revelación del campeonato, el Recreativo de Huelva. Y, aunque luego habrá que ver si ofrecen resultado, técnicos y jugadores parecen estar de acuerdo en algunas de las claves en las que debe cimentarse la reacción del equipo. Unidad, concentración y confianza, por ejemplo, a las que luego, sin duda, deberán sumárseles aspectos más tangibles como el acierto.

«Yo voy a ser optimista hasta que las matemáticas me digan lo contrario», aseguraba ayer Rivas, en una declaración de principios. «Y cuando digan lo contrario, seguiré encabezonado. Yo confío y deseo poder jugar el año que viene en Primera con la Real», afirmó.

Mikel González aportaba otra de las claves al asegurar que «estamos unidos y en nuestra situación esa unidad es lo más importante. De ahí para adelante, las cosas saldrán», confió.

Víctor López completaba la terna refiriéndose a la concentración que necesita el equipo y que ya mostró en el Sánchez Pizjuán, donde se le vio «muy compacto, muy unido y ellos no crearon ocasiones. Se habla del Sevilla, pero la Real no le dejó jugar», destacó.

Claro que ninguno de los tres puede obviar un aspecto evidente: ningún condicionante anímico, físico o técnico tiene tanta importancia como la cruda realidad, la necesidad de sumar victorias sea como sea. «Nos quedan 17 victorias -admitía Rivas en este sentido- y hay que ganar nueve de esas 17».

Para conseguirlo, el centrocampista apuesta por «olvidar todo lo anterior cuanto antes y empezar de cero». Todo lo malo, claro está, como por ejemplo lo mucho que le cuesta al equipo perforar la portería contraria. En este sentido, Rivas cree que la propia situación clasificatoria «nos lleva a estar diez metritos más atrás de lo debido», por miedo a que subir demasiado «nos cueste un gol». De ahí que sea «más complicado salir. Pero tenemos que quitarnos ese miedo y, sin ir a pecho descubierto, sí tenemos que ir a por todas».

Trabajo por líneas

Ese fue uno de los aspectos que trabajó ayer Miguel Angel Lotina en un entrenamiento atípico en el que los jugadores se ejercitaron por grupos.

El técnico dividió a la plantilla por líneas, defensas, centrocampistas y delanteros, que incluso llegaron a Zubieta a diferentes horas, además de los guardametas, que también realizaron trabajo específico. Los diferentes grupos realizaron ejercicios tácticos acordes con su demarcación -despejes, presión, remates...-. No pudieron participar el lesionado Stevanovic, Jesuli -que trabajó en el interior de las instalaciones- y Claudio Bravo, que regresa hoy de Venezuela.