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Inmoralidad político-cultural

Círculo de Lectores, en una reedición de la obra «El País Vasco", suprime toda referencia a Navarra e Iparralde, falseando la realidad y el espíritu del autor, su propiedad intelectual

Luis Bandres, José Manuel Castells, Baleren Bakaikoa y Jon Gurutz Olaskoaga

Profesores de la UPV

La verdad es que es difícil espantarse más de lo que estamos ante los despropósitos de aquellos medios y personas que viendo que en este siglo XXI todavía no han podido culminar el Domuit Vascones que desde los reyes godos ha sido el lema, unas veces explícito, y muchas más implícito de los gobiernos españoles; pero parece que existe un «más difícil todavía», no sólo en el circo sino en ámbito tan serio como debía ser el de la cultura.

Sabido es que durante la dictadura franquista en la enseñanza que se nos impartía primaba la concepción política tanto en la historia como en la geografía y así, en historia, España era un cúmulo de aciertos, era la civilizadora de Latinoamérica, la salvaguarda de Occidente, la primera en dar la vuelta al mundo, etc., etc. Y en geografía, aprendíamos aquello de «España limita al norte con los Pirineos que nos separan de Francia», sin que ni por casualidad se nos comentase que a todo lo largo del Pirineo desde Catalunya hasta Euskadi a uno y otro lado de él han existido y existen pueblos que hablan un mismo idioma y tienen unas mismas costumbres, es decir, pueblos que por razones políticas, que no geográficas ni naturales, han sido separados.

Creíamos que esa etapa había sido ya superada, al menos en el ámbito de la cultura, y nos damos cuenta de que no es así. Ahora bien, antes de entrar en el meollo de la cuestión, hay que recordar el aspecto de la propiedad intelectual que corresponde a cualquier artista o autor. Así, si alguien compra una determinada obra de arte, a pesar de que ésta le pertenezca, no puedo hacer con ella lo quiera, no puede mutilarla o destruirla, no puede hacer copias para comercializarlas... ya que el autor de la misma o sus herederos le podrían denunciar porque el autor sigue teniendo su propiedad intelectual.

Pues bien, esto es lo que se ha hecho con una obra de Pío Baroja, al que no creo que nadie pueda atribuir veleidades nacionalistas vascas, que cuando escribió «El País Vasco», tenía delante de sí la realidad que veía y vivía desde su casa de Bera de Bidasoa, Navarra, en la muga con aquella «separada» Askain, Iparralde; y lo que él conocía era un único País Vasco, si bien, repartido entre dos estados. Se ha mutilado su obra por razones que no pueden ser de otra índole sino política, es decir, por adaptarse a una situación administrativo-política que hoy por hoy es la que es, pero que no siempre ha sido así ni tiene porque serlo.

En esta obra, que podríamos calificar como libro de viajes, en el que el autor describe la realidad de su país y de sus gentes como él la contempla, sin el más mínimo espíritu político, y cuya primera edición se realizó en 1953, el autor dice: «Cuatro son las provincias que comprende el País Vasco español: Alava, Guipúzcoa, Navarra y Vizcaya. Tres son las provincias que forman el País Vasco francés: Laburd, Baja Navarra y Soule. El interés y la sugestión que ejerce sobre el visitante la tierra vasca, tanto en su parte española como francesa, son debidos principalmente a la originalidad de los rasgos típicos que la unifican y diferencian de los demás países». Pues bien, esto es inaceptable para los actuales torquemadas, el País Vasco no puede abarcar más que Alava, Guipúzcoa y Vizcaya y hay que eliminar todo lo que no sea «políticamente correcto». Así, ya en 1988, es decir, desaparecido Franco, apareció una nueva edición realizada por una empresa estatal especializada en publicaciones institucionales, Incafo, de la que se eliminaban los textos relativos a Navarra y a Iparralde, así como otros que no eran del gusto de la editorial o del Torquemada de turno, el primero de los cuales lleva el expresivo título de «Siete en uno».

Pues bien, tras esta aberración cultural, cual es la de censurar y recortar una obra, se vuelve a incurrir en lo mismo y así una editorial española, «Círculo de Lectores», en una reedición de la obra «El País Vasco» de D. Pío, continúa por la misma senda de 1988 suprimiendo toda referencia a Navarra e Iparralde, falseando la realidad y el espíritu del autor, su propiedad intelectual. Afortunadamente no todas las editoriales son culturalmente tan inmorales y así hoy podemos acceder a esta obra en su integridad de la mano de Txalaparta.

Si D. Pío que tantas horas de su vida pasó en su casa de Itzea meditando sobre Euskal Herria, en un entorno en el que el idioma natural no es otro sino el euskara, levantara la cabeza, no sé si denunciaría ante los tribunales ese latrocinio, esa inmoralidad cultural llevada a cabo por motivos políticos, pero sí que daría por buena esa letra de una jota (aunque no era éste un género de música que a él le gustase) que en su día compuso V. M. Arbeloa y que no sé si hoy la seguiría suscribiendo (ya que para su grupo político no es ahora tan correcto como lo era cuando la escribió) y que dice: «Si alguien duda que Navarra/ Es parte de Euskal Herria/ Que lo pregunte a sus nombres,/ Su historia y su geografía.

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