Los europeos dejaron hacer a la Agencia
El Parlamento Europeo dio ayer luz verde al informe relativo a los vuelos secretos de la CIA. Por una holgada mayoría, la Eurocámara aprobó un texto, en el que se introdujeron cambios para evitar que peligrara la aprobación, por el que se acusa explícitamente a los gobiernos europeos de «mirar hacia otro lado» frente a la utilización irregular del espacio aéreo y en algunos casos los aeropuertos de 14 estados miembros de la Unión Europea además de Bosnia, Turquía y Macedonia. El informe revela datos concluyentes sobre al menos 1.245 vuelos y recoge 21 casos de «secuestros» de personas para ser interrogadas bien en centros de detención clandestinos, bien en el campo de concentración que EEUU tiene en Guantánamo.
Ante la dimensión alcanzada por la actividad ilegal de la Agencia fuera de territorio estadounidense en los cinco años que siguieron a los atentados del 11 S, el informe es concluyente al aseverar, pese al malestar creado en el seno de la UE, que los gobiernos comunitarios no podían ser ajenos a esas prácticas, de las que sabían y con las que, en algunos casos, colaboraban de manera bastante activa. El informe es igualmente crítico con el alto representante de política exterior de la UE, Javier Solana, cuya actuación no ha sido para nada diligente ante unos hechos de tamaña gravedad.
A partir de la aprobación del informe la pregunta es qué va a ocurrir ahora. El comisario europeo de Justicia, Franco Frattini, apeló ayer mismo a los 27 a «hacer la verdad, por mucho que ello pueda molestar» y a depurar responsabilidades de constatarse la colaboración de funcionarios de los estados citados en el informe en «violaciones de derechos humanos». En todo caso, la UE precisa de pruebas irrefutables de que se ha violado el derecho comunitario para sancionar a alguno de sus estados miembros, y para que ello ocurra hay que esperar primero a que el Consejo presione a los estados para que colaboren. Eso, y que los procesos judiciales en algunos de esos países prosperen. En conclusión, el camino por recorrer se promete largo y difícil.