Ana Belen alonso lopez

Bergüenda

El pasado domingo se celebró en Espejo una feria de nuestra patata alavesa. Artesanos y agricultores de la zona fuimos excluidos, por no tener puesto, cuando hemos sido los primeros, en aquellos comienzos de la feria de la patata, a los que avisaban para que fuéramos cuando esta feria estaba naciendo.

En aquellos años la asistencia era mínima, invertimos nuestro tiempo y nuestra ilusión por nuestra zona. Pasábamos unas horas ofertando nuestro producto sin apenas ventas.

A algunos políticos se les ha olvidado, por lo visto, cual fue en su día el principal objetivo de esta feria. Y los labradores una vez más fueron olvidados, los que siguen sembrando la patata alavesa fueron apartados en su tierra, tuvieron que guardarlas.

Cuando parece que esta feria ha cogido impulso, quienes esos domingos apostábamos por un proyecto, ahora nos excluyen, ni tan siquiera se acuerdan de nosotros, han debido de perder nuestros teléfonos, no tenemos puestos, no tenemos sitio.

A nuestro lugar, en nuestro valle, han venido gentes de otras provincias a ocuparlos, con todo el respeto del mundo hacia ellos.

Pero artesanos y agricultores cercanos a Espejo nos quedamos el domingo en nuestras casas, con nuestros productos alaveses y sobre todo, lo aseguro, con nuestro sentimiento de rabia. El dolor fue directamente proporcional al amor que sentimos por el lugar en el cual vivimos.

Por lo menos, Dios, el Universo, las estrellas o no sé quién, tuvieron la decencia de echarles de vez en cuando un chaparrón.