Hace ya dos años largos de la presentación por parte de Batasuna de la pro- puesta de Anoeta, una metodología para la puesta en marcha de un proceso de resolución democrática y de un verdadero proceso de negociación política que tuviera como último objetivo devolver la palabra al pueblo vasco.

Gracias a la inmensa labor realizada por los hombres y mujeres de la izquierda abertzale y también a la gran aportación que supuso la puesta en marcha de un alto al fuego permanente por parte de ETA, dos años después la metodología presentada en Anoeta es una propuesta aceptada por la gran mayoría de agentes políticos y sociales del país: la necesidad de dos grandes carriles o espacios de negociación. Uno entre el conjunto de agentes políticos del país y otro entre la organización ETA y los gobiernos. Cada carril con sus propios temas de negociación, pero a la vez dentro de un planteamiento integral que tiene como único objetivo superar el conflicto político y armado que nos enfrenta a los estados español y francés.

Dos han sido los factores principales que han generado el conflicto político o el mantenimiento del mismo. Por una parte la negación de los estados español y francés de la existencia del Pueblo Vasco y su derecho a determinar libremente su futuro y por otra parte la necesidad de superar la participación y vertebrar el país para poder afrontar entre todos los retos del futuro.

La labor de construcción nacional realizada durante décadas ha dado sus frutos: el mapa del país aparece diáfano y la reivindicación del derecho a decidir es mayoritaria entre los vascos.

En definitiva, tras años de lucha, tras pagar y seguir pagando un alto coste, hemos ganado la posibilidad real de llegar a un acuerdo en el que los vascos y vascas decidamos libremente nuestro futuro. Ahí estamos.

Es obvio que el Estado francés cierra hoy por hoy todas las puertas a un proceso de negociación política. Es también cierto que el Gobierno español sigue incumpliendo sus compromisos y que no se ha avanzado ni en la dirección ni en el ritmo deseado por cualquiera que quisiera que el proceso abierto hace meses nos condujera a buen puerto. Pero es cierto que la posibilidad de un proceso de negociación en lo que respecta a los territorios de Hego Euskal Herria es, hoy y aquí, posible.

En este momento histórico en que las condiciones objetivas para la resolución democrática y definitiva del conflicto están abiertas de par en par se enmarcan las propuestas presentadas en Ustaritz y por parte de la Comisión Negociadora de la izquierda abertzale en Donostia.

¿Qué es lo que plantea la izquierda abertzale? Un nuevo marco democrático para el conjunto del país donde todos los proyectos políticos no sólo sean defendibles sino que materializables. Un marco que por ser de transición tendría carácter autonómico y en el que se depositaría el derecho que tiene este pueblo a determinar libremente su futuro. Y, obviamente, tendría que contar con la adhesión de los ciudadanos de todos los territorios que integran la Euskal Herria que queremos construir.

La izquierda abertzale ante la posibilidad de una transición democrática que traiga, esta vez sí, un nuevo marco democrático, recupera el planteamiento histórico de la autonomía. Obviamente superando la partición y creando un marco democrático para los cuatro territorios con derecho a decidir. Lo que, a grandes rasgos, se ha defendido en momentos en que ha habido una oportunidad real de cambio político: Alternativa KAS tras la muerte de Franco y Propuesta de Estatuto Nacional de Autonomía en torno a las conversaciones de Argel.

Es, resumiendo, una propuesta que permite superar el marco actual antidemocrático y abre las puertas a la realización de todos los proyectos en Euskal Herria, también el independentista. La obtención de un marco democrático donde todos los proyectos puedan ser desarrollados ha sido, es y será el eje de todas y cada una de las propuestas presentadas por el conjunto de la izquierda abertzale.

Con estos contenidos la izquierda abertzale ha dado un gran paso al hacer pública una propuesta que permite desbloquear el proceso y abordar el acuerdo que cierre definitivamente el conflicto político desde parámetros absolutamente democráticos.

Y lo hace desde el pleno convencimiento de que el conjunto de la ciudadanía vasca está reclamando a las formaciones políticas responsabilidad y altura de miras. La izquierda abertzale ha actuado y actuará con responsabilidad, pero no se puede pensar que sólo ella tiene que hacer apuestas de responsabilidad. Un proceso se construye entre todos los agentes, debe ser compartido y sólo así tendrá como resultado final la copropiedad de todos y de todas.

Al día de hoy el resto de formaciones no aclaran, ni definen su oferta política para el desarrollo del proceso y su propuesta para desatar los nudos del conflicto generados por la negación de la autodeterminación y la territorialidad. En este sentido, evitar el debate es tanto como evitar la solución: ¿Qué propone el resto de formaciones políticas? La respuesta les corresponde a ellos.

Por nuestra parte seguiremos en la permanente comunicación con nuestro pueblo y con todos y cada uno de los agentes políticos y sociales del país. Hoy podemos decir que la izquierda abertzale y Batasuna se han convertido en el referente ineludible de la paz y de la solución democrática del conflicto. Actuar con ambición e iniciativa es la mejor inversión para construir un futuro de soluciones para Euskal Herria. Ese es y será el compromiso de la izquierda abertzale y en esta labor pondrá todo su capital militante y de lucha.