FUTBOL Después de casi tres meses, Osasuna vuelve a perder en El Sadar
El Celta saca tajada del caos rojillo
Sin ideas ni acierto, los navarros dejaron escapar los primeros tres puntos de 2007 en su propio feudo. Los de Ziganda, que realizó unos atrevidos pero poco resolutivos cambios, no pudieron ni siquiera aprovechar su superioridad numérica durante 55 minutos
Natxo MATXIN | IRUÑEA
La primera en la frente. No pudo empezar peor Osasuna su tanda de cuatro partidos consecutivos en propio feudo. Lo malo no fue sólo el resultado, sino la sensación de impotencia y ausencia de ideas que dejó el equipo en la grada.
Y eso que el Celta se permitió el lujo de quedarse con diez cuando todavía faltaban nada menos que 55 minutos por delante. Pero los rojillos no supieron agradecer como es debido el regalo que Canobbio, tan buen jugador como inocente ayer, les ofreció en bandeja al filo del descanso.
Para culminar la fiesta celeste, los cambios que realizó Ziganda -sentó a casi toda la defensa- no dieron los frutos apetecidos. Más bien al contrario, la última media hora de encuentro se caracterizó por un desbarajuste generalizado en las líneas osasunistas. David López de lateral derecho, Puñal de central, Raúl García y Font fuera de su sitio, y cada uno haciendo la guerra por su cuenta, con fallos continuos en pases y centros.
Un panorama desalentador si echamos un vistazo a lo que se avecina, aunque, tras lo presenciado ayer, difícil se tiene que hacer para dar una imagen tan pobre y desastrosa. Como muestra de lo mal que lo hicieron los navarros, el botón de que no crearon ni una sola ocasión en la primera parte, algo que no se veía desde hacía mucho tiempo en El Sadar.
Un estadio que vio así acabar su magnífica racha de imbatibilidad que se prolongaba desde el 26 de noviembre del año pasado. El Celta era uno de los mejores visitantes de la Liga, pero Osasuna le dio muchas facilidades para llevarse los tres puntos.
Es cierto que encajar un gol en el primer minuto de partido -los rojillos habían jurado y perjurado que saltarían muy mentalizados al césped olvidándose de la UEFA- supone un duro hándicap, pero no lo es menos que es más fácil de remontar teniendo todo un mundo por delante y encima con superioridad numérica durante gran parte del choque.
Bastaron dos líneas de cuatro
A los gallegos les bastó con montar dos líneas de cuatro y dejar adelante a un pasota pero certero Baiano para frenar las desorganizadas acometidas rojillas. El problema no era el entramado defensivo del Celta sino la bisoñez atacante osasunista. Ni los carrileros estaban acertados a la hora de centrar ni los catalizadores del juego -Raúl García, Milosevic y Font, en el último tramo,- tuvieron claro cómo atacar la muralla celeste.
Sólo a balón parado y durante el escaso margen del primer cuarto de hora de la reanudación los anfitriones dieron cierta muestra de poder remontar el envite. De jugadas elaboradas, nada de nada. Cuando no era el empeño por penetrar por el centro, se sucedía el fallo al combinar por banda. Cuando no el desacierto a la hora de buscar puerta, era la falta de clarividencia para combinar con el compañero desmarcado.
Un cúmulo de despropósitos en una tarde aciaga en la que, se diga lo que se diga, estuvo planeando el fantasma de la vuelta de la competición europea. Habrá que confiar en que todo esto sólo haya sido un lapsus y ante el Girondins -ahí sí que no caben medias tintas- el juego y el acierto rojillos den un giro de 180 grados.