Al menos 40 personas murieron ayer en diferentes ataques ocurridos en distintos puntos de Irak. Además, la Policía iraquí encontró diecisiete cadáveres con impactos de bala.

En Bagdad, cinco personas murieron cuando un kamikaze detonó un cinturón cargado de explosivos en el interior de un autobús que se dirigía a la zona chií de Karradah, según informaron fuentes policiales, que rieron cuenta también del fallecimiento de tres policías en la zona chií de Zafraniya al estallar una bomba colocada en la carretera. A sólo cien metros de esta explosión estalló otro artefacto escondido en un mercado, que mató a cinco personas.

En Mahmudiya, predominantemente chií, un coche bomba impactó contra una tienda de reparaciones y dejó dos muertos y varios heridos. Otras nueve personas fallecieron en otro ataque con coche-bomba en Ramadi, cuando se encontraban frente a un puesto de control de la Policía tras un ataque fallido. Cinco personas más murieron en Duluiya, zona suní al norte de la capital, en un atentado con coche bomba dirigido contra un oficial del Ejército iraquí.

Por la tarde, al menos once personas fallecieron en Bagdad en un ataque con morteros.

El Ejército de EEUU informó de la muerte de tres marines y un soldado en combates en Al Anbar; de otros dos soldados en un ataque contra un puesto de control militar y de tres más en un ataque al paso de un convoy.