GARA > Idatzia > Txokotik

Txotxe Andueza Periodista

La falta de ética en partido ajeno

Algunos dirigentes del PNV son especialmente dados a impartir clases de moral. Lo hacen a me- nudo, y con más ímpetu «pedagógico» cuando se dirigen a la izquierda abertzale, a quien achacan desde no tener los pies en el suelo cuando hacen sus propuestas, hasta no tener legitimidad moral alguna a causa de su empecinamiento en no rechazar explícitamente la violencia política.

Pasemos por alto la impagable lección que a través de la policía a su cargo nos dio el pasado sábado en Bilbo, y vayamos a la lección de ética política que el partido de Imaz nos dio a lo largo de la pasada semana. Una lección que provoca cierta prevención hacia los dirigentes «del partido» por la forma en que retrata toda una cultura política, la jeltzale, y por las consecuencias que puede tener para un país como el nuestro, en el que la política tiene un papel importantísimo que jugar.

En toda la historia en torno a su candidato a diputado general de Gipuzkoa se ha visto un partido que juega sucio en casa porque en su cultura política entra esa posibilidad. Un partido en el que no está mal visto quien ataca dando golpes bajos, sino quien no es capaz de demostrar su fortaleza, que es lo mismo que decir sus apoyos y resortes de poder. Se ha visto un partido capaz de retorcer, en sus propias estructuras y contra sus propios militantes, fundamentos de una democracia como es la presunción de inocencia y el principio de que sea quien acusa quien deba probar sus acusaciones.

No tanto con la filtración como con las palabras del presidente del partido (Imaz no exigió a los filtradores que probaran lo que decían, sino que mostraba su confianza en que Jauregi podría demostrar su inocencia), extendieron una sombra de duda que Jon Jauregi difícilmente va a poder hacer desaparecer del todo. Entre otras cosas porque le han obligado a desnudarse en público, lo que es una situación muy poco cómoda para afrontar una campaña electoral. Y no han sido pocos los que en esos días se echaron las manos a la cabeza pensando que «el partido» saldría mal herido.

Así las cosas, la poca confianza depositada en los máximos dirigentes del partido jeltzale, por quienes aún piensan que el PNV algún día será capaz de actuar con criterio de país, se va desvaneciendo. Porque mal va a respetar a los adversarios quien no impone respeto y solidaridad en sus propias filas.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo