Tasio Erkizia Militante de Batasuna
Hacia la independencia
La propuesta de Batasuna es el camino opuesto al seguido por todos los autonomistas españolizantes que con su autonomía dividieron el sur de Euskal Herria. Nuestra propuesta crea vías para unirnos en un proyecto común
Sin ideales y utopías perdemos el norte, sin realismo y proyectos concretos desaprovechamos las oportunidades. Uno de los grandes aciertos de la izquierda abertzale ha sido saber compaginar la utopía y el realismo político, luchar por la independencia sabiendo avanzar paso a paso, con el principio de: «firmes en los objetivos y flexibles en los medios».
Hace unos días Batasuna presentó una propuesta de gran calado político y a la vez aceptable para cualquier demócrata: Mínimos para un acuerdo político para la transición hacia la democracia. La propuesta ha sido desca- lificada de inmediato por la gran mayoría de medios de comunicación y partidos sin analizar su contenido. Han mostrado su habitual escaqueo para eludir el debate utilizando expresiones como: «no vamos a debatir de política con Batasuna mientras no condene la violencia de ETA» (PSOE), o con mentiras como las del PNV: «hace tiempo que lo venimos defendiendo nosotros».
Es una propuesta que, al mismo tiempo, ha creado ciertas dudas en sectores de la izquierda abertzale. Nada de extrañar, por cuanto que para ser entendido exige debate y profundización en la misma, reflexión que no resulta fácil ante la cascada de declaraciones contradictorias y descalificadoras que se producen ante la opinión pública.
La propuesta para el acuerdo político merece una reflexión serena y en profundidad, por cuanto comprenderla en sus propios términos es primordial para opinar. Entre otros extremos, subrayaría lo siguiente de la misma:
1. Es coherente con la historia de la izquierda abertzale. La alternativa KAS o la propuesta de Estatuto Nacional de Autonomía de los años 90 son los precedentes de la propuesta actual, que viene a mejorar de manera substancial las dos anteriores; y las tres proponen un proceso escalonado y progresivo. En Euskal Herria nunca hemos pregonado que la independencia y el socialismo los lograríamos de la noche a la mañana y de manera directa. Nadie ha defendido con seriedad un proceso revolucionario armado ni la toma del poder por la huelga general de las masas obreras. Siempre hemos considerado como lógico un proceso de transición.
2. Se enmarca en una estrategia nacional y en una oportunidad histórica para lograr la paz. A base de largos años de cárcel, torturas y exilio; con la lucha y la militancia diaria en las fábricas, centros de enseñanza y los barrios se ha logrado poner las bases para un proceso negociador con el Estado español. Y en esa coyuntura era fundamental que Batasuna explicara cuáles son las claves políticas para la paz y la normalización política y cuál es el camino a seguir hacia la transición democrática. Dejando en evidencia que la paz está al alcance de la mano porque los mínimos políticos que planteamos son aceptables para cualquier demócrata. El acuerdo político que postulamos es de mínimos para sobrevivir como pueblo, partiendo de una estrategia nacional que conduzca a reconocer su existencia y su derecho a decidir.
3. Propone un nuevo marco jurídico-político de transición. Recoge todos los elementos imprescindibles para un proceso democrático en y para Euskal Herria: se enmarca en un proceso global para los siete herrialdes como lo explicita la propuesta realizada en Uztaritze. No cierra ningún camino, mientras abre las posibilidades en igualdad de condiciones para los independentistas. Partimos de la actual división político-administrativa, pero con una estrategia definida hacia la estructuración de los siete herrialdes en la nación vasca. Es cierto que ese nuevo marco político de transición lo denominamos autonomía, pero no olvidemos que Irlanda del Norte ha aceptado un gobierno autónomo como transición hacia la unificación. El problema no es la denominación de autonomía, sino el carácter de la misma. Hay autonomías para «sentirse cómodo en España» y otras de transición hacia la independencia.
4. Es radicalmente distinta al Estatuto vascongado y al Amejoramiento. Algunas declaraciones comparando la propuesta de mínimos con el Estatuto vascongado resultan falsas y ridículas; diría que desvergonzadas. Es el camino opuesto al seguido por todos los autonomistas españolizantes: con su autonomía dividieron el sur de Euskal Herria, mientras que nuestra propuesta crea lazos y vías para unirse en un proyecto común; su proyecto vascongado en la práctica cierra las vías para ejercer el derecho de autodeterminación, mientras la nuestra lo postula como piedra angular del nuevo proyecto.
La izquierda abertzale, una vez más, ha puesto la pelota en el tejado del PSOE y del PNV. Si, como dicen algunos del PNV, esos mínimos los vienen defendiendo ellos desde hace años, ¿porqué no los refrendan públicamente?
El día 3 de marzo en el Anaitasuna tendremos la ocasión de entender mejor la propuesta de la izquierda abertzale en su globalidad. Lo dicho, paso a paso hacia la independencia.