Imanol AMIANO
Intangibles, macarras y timbas
Los entrenadores suelen hacer especial hincapié en eso que se ha venido en llamar los intangibles del juego, lo que no se puede cuantificar en las estadísticas. Y si bien lo primero que hacen los técnicos en el descanso de los partidos es estudiarlas, no les falta razón.
El sábado, por ejemplo, el Lan Mobel Iraurgi de la EBA se enfrentó al Celso Míguez. En el equipo gallego preocupaba un escolta con nombre de macarra de discoteca: Toni Lorenzo. El pavo venía de lograr un ¡52! de valoración. Por las exclamativas empleadas habrán deducido que eso es mucho; pues sí, producto de lograr 40 puntos tras clavar 6 de 6 en tiros de dos y 7 de 7 en triples. Eso son datos tangibles y lo demás chorradas. Pues en Azpeitia a Lorenzo no le subió la fiebre del sábado noche y firmó un 2 de 11 en tiros de tres para un pírrico punto de valoración.
Nada que ver con -salvando las distancias- Scola o Borchardt, día sí y día también, encabezando la tabla de valoraciones. No conozco a Lorenzo -un saludo-, pero tiene pinta de tirarse hasta las zapatillas. Otros, como Esteban Martínez, se saben supeditados a papeles más ingratos. En la lista que encabezan su compatriota y el estadounidense del Granada hay que ir muy abajo para encontrarle. Sin embargo, su espíritu, su intensidad, siempre tendrán un hueco en los planes de Fisac, o cualquier otro técnico.
Y es que las ganas no se pueden cuantificar, pero se notan. Vaya si se notan. Que le pregunten a Manel Comas. En Sevilla hubo timba hasta la medianoche este lunes y al técnico catalán le falló su órdago a la grande. Lo de la semana pasada no fue más que un farol. Los jugadores no pillaron su guiño, y en el Caja San Fernando, a pesar de que empiezan a perder partidos a pares y no tienen juego, han decidido seguir un poquito a pie y otro andando.