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Fermín Gongeta Sociólogo

La importancia de la lectura

En el año 2007, en el Estado español no se enjuician ni condenan sólo hechos, sino que se procesan pensamientos, expresiones habladas o escritas, todo tipo de exteriorización de la reflexión disidente

Hace diez años los CRS penetraron en la catedral de Baiona y detuvieron a los deportados vascos que estaban en huelga de hambre exigiendo a París su derecho a vivir en Euskal Herria. En aquel momento la noticia era sorprendente, pero era también señal del inicio de algo mucho más grave.

En 1970, en la misma catedral se produjo una huelga de hambre bastante numerosa. En el Estado español reinaba el dictador Franco. La disidencia vasca se había incrementado, y aumentaron las peticiones de asilo político en el territorio de la República. Francia mantenía el rebrote democrático de mayo del 68 y resonaban aún las voces contra el consejo de Burgos. Para asegurarse la venta de los aviones mirage, el Gobierno francés retardaba la entrega de documentación a los refugiados; y a los escapados de Basauri les asignaba residencia fuera del territorio euskaldun.

Se organizó una huelga de hambre. Colchones y colchonetas se introdujeron en una de las capillas laterales. Iturbe, Zabarte, Ardotxi, Arin, Korta, Etxabe Joaquín, Enrique, Begoña, y un largo etcétera fueron sus inquilinos.

En aquel momento el Gobierno Vasco mantenía su representación en el exilio en la figura de Telesforo Monzón, que pasaba su diaria visita a los huelguistas. El primer ministro francés, Chaban Delmas compartía mesa con cierta frecuencia con Telesforo.

Era el segundo día de la huelga, la catedral se hallaba rodeada de gendarmes, pero no faltaban las visitas. Telesforo habla con los representantes de los huelguistas. «Si queréis yo puedo hablar con el primer ministro francés para hacerle conocer vuestras reivindicaciones» -Lo dijo como quien informa que desearía ir al estanco más próximo a por tabaco.

La respuesta del primer ministro galo llegó al cuarto día. Los gendarmes abandonarían el cerco de la catedral en pleno día; los huelguistas, una vez anochecido, saldrían en coches particulares e ingresados en el hospital; al día siguiente el Prefecto de Pau enviaría una nota en la que se comprometería a entregar a todos la documentación de la Oficina de Refugiados. No deja de ser una anécdota. La he recordado ante la dramática situación que soporta Iñaki De Juana. Y ante estos hechos me hago la misma pregunta que se hacía Bobby Sands sobre sí mismo: «¿Qué es lo que nos está llevando a soportar y tolerar la situación actual de esta represión a muerte?». Yo mismo me respondo. En toda Europa se está produciendo un claro retroceso democrático. Paralelamente,el Estado español no ha salido de su estancamiento autoritario, heredado, antes de la malograda República, incluso desde la dictadura de Primo de Rivera, y luego reforzado y consumado con el alzamiento militar. Los partidos en el poder, PSOE, PP, PNV, ponen sus pies en pared con el fin de evitar que nadie les elimine los privilegios.

En 2007, en el Estado español no se enjuician ni condenan sólo hechos, sino que se procesan pensamientos, expresiones habladas o escritas, todo tipo de exteriorización de la reflexión disidente. Iñaki De Juana es un rehén de la antidemocracia, del populismo barato y tridentino, de la confabulación de partidos contra los valores de la democracia, contra los derechos civiles y políticos más elementales; partidos que favorecen la ignorancia permanente a través de los medios de comunicación. ¿Acaso ignoran que Iñaki De Juana es uno de los que consideran tan importante la palabra que se ha puesto como misión y ejercicio el trabajo de la escritura? Para encadenar sus palabras, inmovilizan sus manos, le violentan, le asesinan de manera gradual y escalonada.

Jueces, magistrados, audiencias especiales, ministros, presidentes, lehendakari... en lugar de revisar con inteligencia y moral sus propias decisiones y posicionamientos en justicia y en derecho, únicamente saben encadenar al escritor a una cama de hospital, obligarle a una alimentación forzada,... y como colmo, investigar quién ha sido el osado que ha sacado la foto del prisionero del Guantánamo español.

Señor don José Luis Rodríguez Zapatero, usted y sus ministros contumaces, ¿creen que su acto de venganza y de muerte va a quedar sin consecuencias políticas? Tremendo error.

Bobby Sands escribía: «Tengo muy pocos medios para entretenerme y dispongo de demasiadas horas de reflexión y de contemplación, los buenos mo- mentos y también los malos, lo que me ha conducido hasta aquí, pero sobre todo por qué estoy aquí. Ellos no pueden ni podrán jamás destruirnos. Nuestro día llegará». Era el año 1981.

Hoy febrero del año 2007 la inquisición vuelve a estar presente y a dirigir los destinos del Reino de España. ¡Toda una proeza histórica! Pero para que los dirigentes políticos fueran capaces de gobernar en democracia el país, tal vez tendrían primero que aprender a leer para respetar al hombre, al ciudadano. Porque todo está ya en los libros.

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