La Conferencia euroregional nace sin la implicación efectiva del Estado francés
Hoy se formalizará la I Conferencia Eurorregional, en la que se procederá a la firma del «Convenio transfronterizo", acuerdo interinstitucional que pretende dar respuesta a múltiples cuestiones que afectan a cada vez más ciudadanos vascos de ambos lados del Bidasoa.
Maria AIZPURUA |
La Diputación de Gipuzkoa será hoy escenario de la I Conferencia Eurorregional, en la que está previsto que se firme un cconvenio de cooperación entre la propia Diputación, el Gobierno de Lakua, el Consejo Regional de Aquitania, el Consejo de Electos de Ipar Euskal Herria y el Consejo General de los Pirineos Atlánticos.
El presidente de esta última institución, Jean-Jacques Lasserre, ha sido el principal impulsor de una iniciativa que presenta como «una fórmula de cooperación inédita, vanguardista y única en Europa». Una fórmula que, sin embargo, nace con una importante carencia, cual es que el Estado francés sólo participará en dicha estructura en calidad de invitado, y no como miembro de la Conferencia, aunque un representante suyo estará en el acto protocolario de hoy.
Cuestión de competencias
Fue el consejero Frantxua Maitia quien reveló esta circunstancia, nada baladí, en el último pleno del Consejo Regional, si bien, a renglón seguido, subrayó que «esta estructura permitirá reunir en torno a la misma mesa a las instituciones de ambos lados del Bidasoa, y sobre todo al Estado, en cuyas manos se encuentran la mayoría de las competencias transfronterizas».
El Consejo Regional de Aquitania decidió, prácticamente por unanimidad -con la salvedad del Frente Nacional-, adherirse al Convenio. No obstante, su presidente, Alain Rousset (PS,) manifestó que solicitará la constitución de una eurorregión a un nivel más amplio, es decir, «que no se limitará a las zonas fronterizas, sino que junto a la Comunidad Autónoma Vasca, agrupe también a Aquitania, Aragón y Navarra».
El pleno de la I Conferencia reunirá a los presidentes de las instituciones citadas y decidirá, «por consenso y en el respeto de las competencias de cada una de ellas», las acciones a llevar a cabo, tras un acuerdo previo sobre los proyectos a examinar.
Un comité de dirección compuesto por políticos y técnicos se encargará de la coordinación de los temas y presentará propuestas, aunque el hecho de que el Estado francés no se haya adherido vacía de contenido a esta estructura, ya que no podrá decidir sobre temas cuya competencia esté en manos de París.
Quince años de reuniones periódicas e intercambios entre representantes de las diferentes instituciones territoriales han sido necesarios para llegar al convenio que se formalizará hoy en Donostia.
Quince años que no han sido muy prósperos en concreciones sobre cuestiones que conciernen cada vez a más ciudadanos cuya vida cotidiana se ve afectada en múltiples aspectos por las trabas administrativas y competenciales de las instituciones de un lado y otro del Bidasoa. Este estado de cosas genera situaciones tan ilógicas como que un ciudadano de Urruña tenga que esperar dos meses para ser operado del corazón en Burdeos cuando la lista de espera podría acortarse a un tercio si lo hiciera en un establecimiento guipuzcoano. O el eterno problema de la escasez del transporte público entre los principales núcleos urbanos, que no hace más que aumentar las idas y venidas de coches particulares.
Este convenio «transfronterizo» pretende dar salida a estos temas pero habrá que esperar a ver los resultados, precisamente, porque uno de los partenaires imprescindibles -el Estado francés- no se compromete en el mismo. Esperemos que no sean necesarios otros quince años.
La Conferencia euroregional es un órgano de cooperación que no posee naturaleza jurídica. Se trata de un espacio de encuentro e intercambio para impulsar y coordinar diversos proyectos de «cooperación transfronteriza».