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La hoja de coca enfrenta al Gobierno de Bolivia con las Naciones Unidas

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La hoja de coca apareció ayer en Viena como la manzana de la discordia entre la JIFE, órgano de la ONU encargado de velar por el cumplimiento de los tratados internacionales sobre drogas, y el Gobierno de Bolivia. El presidente de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), el nigeriano Philip O. Emafo, reiteró, tras presentar el informe anual sobre drogas, su rechazo a la propuesta del presidente boliviano, Evo Morales, de «revalorizar» la hoja de coca y ampliar su uso.

El embajador de Bolivia en Viena, Horacio Bazoberry, señaló a Efe que considera su derecho exponer «la molestia de Bolivia por el tratamiento injusti- ficado contra la valoración de la lucha que hace Bolivia», en alusión a la crítica de este año de la JIFE a la estrategia del presidente Morales sobre hoja de coca.

Bazoberry, representante permanente ante la Oficina de Naciones Unidas en Viena, acusó a la JIFE de defender «una visión no realista, fuera de un contexto cultural» respecto a un tema sensible como es el masticado de hoja de coca.

«Bolivia había invitado a la JIFE para una visita en setiembre. Con la posición radical que ha tomado el presidente hacia Bolivia, pone en peligro las buenas relaciones» entre La Paz y la Junta, subrayó Bazoberry.

«Voy a recomendar a mi Gobierno -añadió- que tome en consideración la posición que está adoptando la JIFE contra Bolivia. No sé si va a ser necesario el viaje. No podría entender que aparezca este señor y le diga al presidente: mira, tienes que dejar de masticar».

Recordó que Morales «es un ex cocalero, es decir, su base política nace en los campos de sembrado de cocales. Quiere decir que en algún momento ha surgido un nuevo grupo social que ahora está tratando de hacer prevalecer sus derechos».

Emafo declaró a la prensa que cree que «no es bueno» masticar la hoja de coca para «la gente que trabaja», pues al quitarles el hambre les impide «una nutrición apropiada, que es parte de los derechos humanos».

«La posición de la Junta es que en 1968 entró en vigor la Convención de 1961, que establece que los países que cultivaban hoja de coca deberán dejar esas prácticas en un plazo de 25 años, es decir, en 1993», sostuvo.

«Está mal no cumplir con los compromisos», insistió.

Por su parte, Koli Kouame, secretario de la Junta destacó que ésta no está en contra de la hoja de coca mientras se use para actividades permitidas y controladas, que el convenio limita a fines medicinales concretos y su uso como ingrediente de sabor.

«Es verdad, de la hoja de coca eventualmente se puede producir cocaína, pero no puede existir la confusión entre la coca y la cocaína. El presidente Morales tiene muy clara la película al respecto», manifestó Bazoberry.

Para La Paz, es importante «el derecho que tiene una cultura a subsistir con sus tradiciones» y, por eso, Morales intenta ahora «crear un nuevo logo, si vale el término, respecto a la satanización que existe» de la hoja de coca, explicó. El 67% o más de la población boliviana es indígena y ese porcentaje no ha participado en una negociación sobre esta temática, afirmó .

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