Una faena de aliño es la que hizo Jesús Quintero ayer martes. Editorializó sobre la supresión censora de su entrevista a García y la calificó de «desmedida». Bueno, hay que seguir manteniendo el puchero en el fuego. Lleva varias semanas intentando instaurar un nuevo tipo de entrevista: la del ausente. Lanzar preguntas a alguien que no está, al que se ha convocado y no acude. Le tocó el martes pasado a José Tomás, un torero desaparecido en la dehesa. Las preguntas al torero tenían mucha enjundia, casi a modo de editorial. Preguntas difíciles de sostener con el entrevistado enfrente.

De los que sí estuvieron, nos pareció que Antonio Banderas es un fijo discontinuo. Vale, es guapo, tiene glamour y seguidores, pero son demasiadas veces las que sale, y estamos en una televisión pública y habrá que repartir el tiempo y la incidencia publicitaria. Digo yo. Situado su espacio en martes, su caída fue mayor en audiencia. Está muy por debajo de las expectativas. Y si sigue así, acabará en un adiós definitivo dentro de poco. Entonces conseguirá el ideal, hacer una entrevista a un ausente en un programa inexistente.

En La Sexta, en ese programa que se parece a casi todo, pero que no tienen ningún carácter propio y se titula «Anónimos», volvimos a ver a Urdaci, en esta ocasión de cómplice en una trastada supuestamente humorística a la mujer de un torero muy conocido últimamente en los programas del corazón por sus asuntos extrataurinos que le hacía otro torero, más conocido también por aparecer en programas de televisión y no en plazas de toros. La cosa es que no tenían mucha gracia ninguno de los chistes, putadas o sorpresas que prepararon. Se trata de un programa de perfil muy bajo que no sirve ni para un mal relleno de programaciones baratas.

Por cierto, que Quintero tuvo con él a Cayetano Rivera, y en la misma cadena, casi a continuación le dedicaron un especial, lo que empieza a ser sospechoso y un exceso, porque el torero del que hablamos en La Sexta, también está emparentado y comparte uno de los apellidos. Demasiadas coincidencias, y para contrarrestar tantas reiteradas presencias sería bueno dotarles de un tiempo de ausencias. Muchos cuernos.