Iñaki de Juana, que hoy cumple 115 días en huelga de hambre maniatado a la cama hospitalaria del Doce de Octubre, podría entrar en coma en cualquier momento si los médicos no logran estabilizar la continua disminución de glucosa que padece su organismo. Según informó Etxerat en una comparecencia de urgencia, el preso donostiarra sufre, además, «otras formas de tortura» por parte de la Policía española como «insultos y amenazas», razón que generó que el pasado 11 de febrero llegara a perder un kilo y medio de peso sólo por la tensión que padeció a lo largo de la noche.

De Juana, que desde el martes al mediodía es nuevamente alimentado contra su voluntad e inmovilizado las 24 horas del día, corre un riesgo extremo de entrar en coma de no estabilizar la bajada de glucosa que sufre. Etxerat dio cuenta de que los médicos del Doce de Octubre han informado a los allegados del prisionero donostiarra de que el nivel de glucosa de De Juana es de 47; habida cuenta de que la normalidad se encuentra en el 100, el equipo médico ha alertado de que si disminuye más entrará en coma.

Retiró la sonda tres veces más

El prisionero político ronda los 55 kilos de peso y el martes, inmediatamente después de que le volvieran a recolocar la sonda nasogástrica por la que es alimentado a la fuerza, volvió a retirar por tres veces más el instrumento que va desde la nariz directamente hasta el estómago. Pese a que los propios médicos ya alertaron del alto riesgo que supone sobre la vida del donostiarra tanto la recolocación como la retirada de la sonda, el equipo sanitario volvió a reinstalarle el instrumento por cuatro veces en total.

«Sobre las 14.45 desnudaron a Iñaki, y ataron sus manos, sus pies y su pecho a la cama. Cinco minutos más tarde le recolocaron la sonda nasogástrica», relató el portavoz de Etxerat, Estanis Etxaburu, que estuvo acompañado en todo momento por más de medio centenar de familiares de presos políticos. Prosiguió afirmando que De Juana, «como pudo», ya que estaba maniatado, consiguió poco después retirar de nuevo el instrumento médico, y que minutos más tarde el equipo médico repitió la imposición de la sonda. Pero esta vez, según denunciaron, los médicos apretaron «muy fuerte» las correas tanto del pecho como de las muñecas, que han ocasionado que el donostiarra tenga resentido todo el cuerpo y «un gran moratón» en la muñeca derecha. Correa que le fue aflojada, más tarde, durante la tercera reinstalación de la sonda.

El martes, día en el que volvieron a alimentar a De Juana después de cuatro días sin violentar su cuerpo, recolocaron hasta por cuatro veces el instrumento por el que le alimentan contra su voluntad. Una acción sobre la que alertaron los propios médicos del Doce de Octubre por los riesgos que puede tener sobre el estado de De Juana.

Además, al anochecer, los sanitarios tuvieron que aplicarle un unguento en la nariz -lugar por el que atraviesan la vía nasogástrica- por la irritación y el dolor que sufría a causa de la reiterada acción de recolocar la sonda.

El organismo de los familiares de los represaliados políticos vascos trajo a colación el gran deterioro físico de De Juana, «q ue casi no se puede levantar, porque se marea», a raíz, según denunciaron, de que «el PSOE mantiene a Iñaki bajo tortura». Recordaron, además, que el origen tanto de la extrema situación del preso donostiarra como la del resto de los 605 hombres y mujeres vascos encarcelados se encuentra en las políticas penitenciarias «asesinas y criminales» de los estados francés y español.

Amenazas de la Policía española

No obstante, y sobre el caso de Iñaki de Juana, Etxaburu afirmó tener más ejemplos de que «la tortura que padece va más allá» de las graves consecuencias de la protesta que lleva a cabo «siempre en defensa de su derecho a la libertad».

Así, el representante de Etxerat mencionó como botón de muestra dos fechas en las que fue la Policía española la que violentó al donostiarra. «El pasado 11 de febrero, los policías españoles que custodian a Iñaki estuvieron toda la noche insultando y amenazando tanto a él como a su compañera Irati», señaló Etxaburu, que incidió en el trato vejatorio al que someten al prisionero donostiarra. Prosiguió afirmando que la actitud de los policías españoles generó «gran tensión» durante toda la noche en el hospital, y, sobre todo, en el estado de De Juana, que sólo durante esa noche llegó a perder un kilo y medio de peso.

El segundo ejemplo de «agresión» contra De Juana llegó el pasado sábado, un día después de que retirara por vez primera la sonda nasogástrica por la que es alimentado y el mismo día en el que miles de personas acudían a Bilbo en defensa de los derechos de los prisioneros políticos vascos. Tal y como relató Etxaburu, el 24 de febrero, «otra vez de noche», los agentes policiales que custodian a Iñaki de Juana se adentraron en la habitación y sacaron al pasillo la segunda cama del recinto, «que utiliza habitualmente Irati para descansar». «Ante esta nueva agresión, Iñaki se levantó como pudo; retiró su cama y extendió en el suelo las mantas que le cubrían. Y así, los dos durmieron en el suelo toda la noche. Toda la noche», enfatizó el representante de Etxerat con un semblante serio y, a la vez, emocionado, al igual que el resto de familiares presentes en la comparecencia de prensa. A primera hora de ayer el personal sanitario volvió a meter la cama en la habitación y, según Etxerat, recriminaron a los policías su actitud diciéndoles que «nadie tiene derecho a sacar una cama de ninguna habitación».

Ante la gravedad de la situación descrita ayer, y en exigencia de la liberación de Iñaki de Juana y por el respeto a los derechos del Colectivo de los Presos Políticos Vascos, tanto Etxerat como Askatasuna han llamado a la ciudadanía a adquirir compromisos y a que secunde las movilizaciones que como cada viernes se realizan en la mayoría de los municipios vascos. Ayer volvieron a repetirse las protestas en apoyo con De Juana; en Mutriku fueron 50 las personas que se manifestaron, 22 en Atarrabia y 35 en el barrio iruindarra de Errotxapea. El martes fueron 102 los concentrados ante el Arriaga de Bilbo y 60 en Arrasate.