El festival Punto de Vista pretende ofrecer un cine que hace preguntas en lugar de dar respuestas. ¿También lo hacen sus imágenes?

Es muy difícil encontrar respuestas cuando estás trabajando con imágenes, ya lo hagas con el cine o con la fotografía. Yo intento plantear preguntas, sobre todo a mí mismo. Una de las razones por las que con los años sigo en esto es para intentar comprender. Si te vas metiendo en este trabajo al final acabas haciendo preguntas. El que intente dar respuestas de una forma taxativa, se equivoca, porque no lo va a conseguir.

¿Es por lo que ha optado por la fotografía documental?

La fotografía, al contrario de otras formas de expresión, tiene un vínculo muy estrecho con la realidad de la que no puede escapar. Yo no puedo soltarme de este vínculo. De todas maneras, también influye el lugar donde muestres el trabajo: en un entorno personal, periodístico, artístico... hay muchas responsabilidades en los diferentes usos que son difíciles a asumir.

Las imágenes de «Kiev12» fueron tomadas durante 2003 en un orfanato de Ucrania. ¿Qué es lo que se encontró allí?

Me plantearon la posibilidad de ir a un orfanato de Kiev con tres miembros de Arco Iris Solidario, una ONG que trae niños en acogida a Nafarroa. Fui como un autentico ignorante, con preguntas muy simples. Intento ser respetuoso en todos mis trabajos, pero en esta ocasión este sentimiento fue más fuerte si cabe. Habitualmente no suelo denunciar nada, pero en esta ocasión menos; no porque las fotografías estén hechas en un orfanato tengo que dar un mensaje de denuncia.

En la mayoría de los casos se trata de retratos. ¿Qué le empujó a decantarse por este género?

En mi opinión, es la forma más honesta, son retratos muy sencillos. No quería hacer una búsqueda formal y estética de nada, no quería buscarle tres pies al gato, porque ni siquiera sé si los tiene, así que el retrato me pareció la mejor forma para trasladar esa ignorancia. Sí que me interesaba, sin embargo, poder fotografiarlos allí, en su espacio, donde viven, y también hacer reflexionar para que seamos conscientes de que después veremos por aquí a esos niños y niñas. Me gustaba mucho la idea de que ellos te miren desde allá pero que al mismo tiempo también te miren un poco desde aquí. No sería lo mismo exponer «Kiev12» en Bilbo.

No es la primera vez que acude al festival. Hace dos años presentó un cortometraje, «El sueño de Malika». ¿Le ayuda esta mirada cinematográfica en sus fotografías?

Cada vez me ayuda más. Mis trabajos siempre han sido muy narrativos, por lo que tengo muchísimas dificultades para extraer imágenes individuales de cada trabajo. Incluso en un momento llegué a pensar que esto era un problema, ya que el mito de la fotografía siempre ha sido encontrar esa imagen que lo cuenta todo. Me encuentro más cómodo con un conjunto de imágenes y el cortometraje me ofreció esta oportunidad.

¿Cómo ve el panorama actual de la fotografía?

Cuando empezó la fotografía hubo un gran trastorno y creo que actualmente vivimos un momento parecido precisamente por la revolución digital. Ahora no nos podemos conformar con trabajar de la misma forma en la que trabajábamos antes. Todos tenemos que estar a la altura y trabajar con las nuevas herramientas, aunque lo principal sea tener algo que contar.

Se podría decir, por tanto, que la fotografía está en auge. Todos los medios se hicieron eco de las fotografías ganadoras de la última edición de World Press Photo...

Sí y, aunque todavía no hay mucha polémica sobre la imagen ganadora, llegará, como todos los años.

¿Se refiere a la fotografía de unos jóvenes libaneses que visitan el Beirut bombardeado en un coche descapotable?

El problema es: ¿era realmente un coche de lujo descapotable?. Se acaba de publicar una información con los datos sobre la imagen. El caso es que después de una lectura inocente de la imagen (tipos saludables, en un descapotable, sacando fotos con los móviles...) el tema empieza a cojear. Parece ser que no es un coche de lujo, que es un mini de alguna ONG, un coche que fue utilizado para trasportar víveres... Ellos dieron decían en una entrevista que no eran gente de la burguesía, que era su barrio. Una de las chicas decía además que, si nos fijábamos en las caras, veríamos rostros de preocupación... Se pueden hacer muchas lecturas, es uno de los problemas de la fotografía, que no es tan fácil hacer una lectura que se ajuste del todo a la realidad. La primera lectura nos coloniza demasiado.

Pero era la imagen que se quería dar, ¿o no?

En muchas ocasiones los fotógrafos por las circunstancias que sean no investigan sobre quién aparece en la foto. ¿Porqué?. Imagínate que el fotógrafo se ha enterado de que en este caso hay una ONG que está allí, ayudando, llevando comida... que van en un mini al que le han quitado la capota porque hace mucho calor... Imagínate que el fotógrafo sabe todo esto, pero que tiene una imagen en la que se lee otra cosa; jóvenes arrogantes, que ni siquiera quieren mancharse con el polvo de los bombardeos, van en su descapotable... ¿qué haces con esa imagen? ¿La lanzas a los caballos para que te pateen o para que te premien? Las imágenes documentales o en un contexto periodístico son complicadas. No se presta a esto la atención necesaria.

El pie de foto también podía haber aclarado el tema...

El fotógrafo no tiene que dejar que el peso recaiga en el pie de foto, también él tiene una responsabilidad con la imagen: qué miras, dónde cortas... En este caso quizá si se hubiera ampliado el cuadro se vería otro coche y el mensaje sería distinto. También hay que ver si en el contexto de esa guerra ésa debería de ser o no la imagen principal. Yo no estoy tan seguro. ¿Cuál debería de ser la imagen de la guerra de Líbano del verano? Ésta, la imagen del bombardeo de Kana donde hubo una masacre o la crueldad comprobada de los soldados israelíes sobre la población libanesa?