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BTT Orbea PRESENTACION

Iñaki Lejarreta: «Bajé del cielo al infierno de golpe"

El berriztarra afronta ilusionado 2007, después de dos años lastrado por una afección de la tiroides

Unai IRARAGORRI | BERRIZ

A sus 23 años, Iñaki Lejarreta afronta la temporada con ilusión pero a la vez con «dudas», tras dos años prácticamente en blanco por hipertiroidismo, una afección de la tiroides que no le diagnosticaron hasta finales de 2005. Ha vuelto a la normalidad, y por eso se encuentra en una situación «rara». Está ansioso por debutar el domingo en la Copa de España y, aunque es cauto sobre sus objetivos, aspira a volver a la elite en Orbea.

A finales de 2004, Lejarreta consiguió su mayor éxito en la elite y se clasificó tercero en la Copa del Mundo de Livigno (Italia) con sólo 21 años. Un podio que anunciaba más éxitos, pero desde entonces no ha levantado cabeza hasta hace bien poco.

«Fue justo conseguir el mejor resultado de mi vida y desde el cielo bajar al infierno de golpe. Han venido los dos años malos, cuando estaba entrando en la elite del BTT», recuerda. En 2004 también fue cuarto en el Mundial sub 23. Antes, había sido campeón del mundo junior y acumulaba medallas en campeonatos de España y Europa.

A principios de 2005 empezó a notar «cambios» en su cuerpo. Todo indicaba que se trataba de una mononucleosis pero no aparecía rastro del virus en su organismo. Por fin, en octubre de 2005, y tras numerosas pruebas y visitas a hospitales, le diagnosticaron una afección en la tiroides. Entonces, comenzó un tratamiento que le provocaba efectos secundarios, como cansancio, somnolencia y un aumento de peso de hasta siete kilos. No empezó a ver la luz hasta junio pasado cuando dejó de tomar los medicamentos.

A final de la temporada, venció en la última puntuable de la Copa Catalana y logró el sexto puesto en el Roc d'Azur, tras una gran remontada, lo que le supuso «un plus de energía» para afrontar 2007.

«Motivado»

No extraña, por tanto, que haya pasado «un invierno raro». «Han sido dos temporadas con pocos resultados respecto a todo lo que venía haciendo con anterioridad. Estoy motivado pero se me hace largo esperar a que empiece la competición: hay días que salgo a entrenar como el que más y hay otros que me cuesta más porque no estoy del todo convencido».

Las «dudas» del vizcaino son lógicas, y es que subraya que la recaída es una opción «en un año, en cinco, en dos meses, en un día o nunca».

Así que afronta una temporada «distinta, porque he superado una enfermedad que me ha costado dos años, porque es año preolímpico y porque el equipo se ha reforzado con Absalon».

El objetivo principal va ser la Copa del Mundo y el Mundial y la segunda meta es conseguir puntos UCI para lograr un puesto en la selección olímpica.

Sin objetivos concretos

Personalmente, apuesta por la cautela. «Tengo muchas dudas, y tampoco me quiero obsesionar con ponerme una meta. Por eso, no me marco ningún objetivo concreto en puestos porque no sé hasta dónde puedo llegar: no sé si a final de temporada me voy a dar por satisfecho con un 20º puesto en la Copa del Mundo o con un podio. Yo voy a salir a ganar todas las carreras, sea Open de Euskadi o el Mundial».

Repetir el podio de Livigno es «un sueño posible» pero lo considera «difícil» este año. «Será más realista en 2008», avanza.

Como ha apuntado, 2007 es preolímpico y una carrera, por tanto, para ganar una plaza en los Juegos de Pekín. «Los puntos uci se empiezan a contar desde cero -aclara- y todos tenemos las mismas oportunidades, pero tampoco me quiero obsesionar. Es importante, es bonito, pero no es lo único», matiza.

Dos años de altibajos

Han sido dos años muy duros. «Creo que ha habido más días en los que he pensado en dejar que en seguir». Gracias al apoyo de su novia Naiara y su familia ha salido adelante. «Si no lo he dejado, ha sido por ellos, porque me han hecho ver que me podía arrepentir. Espero que este año llegue algún buen resultado y pueda devolver la confianza que han puesto en mí».

Dos años en los que Lejarreta señala que ha aprendido mucho. «Ahora soy una persona más tranquila, cuando antes estaba muy obsesionado por los resultados; un segundo puesto en el Open de España era como no ir a la carrera. Era muy exigente. He aprendido a ser más templado y me he dado cuenta de que el ciclismo no es lo único, sino que hay otras más cosas en la vida que merecen la pena», concluye.

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