Angulo y Sáiz recibieron el homenaje en sus pueblos un año más tarde
Un año después de su muerte en prisión, Igor Angulo y Roberto Sáiz recibieron el cálido y emotivo homenaje que el veto del Ejecutivo de Lakua y las porras y pelotazos de la Ertzaintza impidieron entonces. Unas 2.000 personas recorrieron el trayecto entre el cementerio de Portugalete y el parque de Santurtzi, donde fueron colocadas sus fotografías junto a sus familiares. Juan Mari Olano, en nombre de Askatasuna, llamó a seguir trabajando por la repatriación.
Kepa PETRALANDA
Pasadas las 12.00, con presencia policial y entre aplausos, se situaron en el centro de la calzada, junto al cementerio de Portugalete, las fotografías de Igor Angulo y Roberto Sáiz, Baru, y se desplegó una pancarta con el texto «Espetxe politikari stop. Baldintza demokratikoak orain», mientras los concentrados comenzaron a corear lemas como «Herriak ez du barkatuko», «Igor, Baru, gogoan zaituztegu», «Presoak kalera, amnistia osoa», «Jo ta ke, irabazi arte», «Borroka da bide bakarra» y «Egindakoa ordainduko duzue».
Tras recibir los situados en la cabeza de la marcha el aviso del mando de la Ertzaintza de que ésta estaba permitida aunque debían abstenerse de pronunciar gritos favorables a organizaciones ilegalizadas, la manifestación avanzó para dejar atrás Portugalete por la Avenida Abaro y entrar en Santurtzi por la Avenida Murrieta.
Ya en el escenario situado en el parque de Santurtzi, la combinación de la canción de Mikel Laboa ``Martxa baten lehen notak'' recitada y el sonido de la txalaparta dieron paso al recuerdo de Igor Angulo y Roberto Sáiz, «ambos vecinos de Ezkerraldea, ambos presos políticos vascos y ambos comprometidos desde jóvenes con la lucha por los derechos de Euskal Herria».
Sus amigos recordaron a Angulo como un arrantzale santurtziarra que apareciera ahorcado, el 27 de febrero de 2006, en su celda de la prisión de Cuenca «a consecuencia de la política de aislamiento» y a Roberto Sáiz, trabajador del Hospital de Basurto, delegado de LAB y miembro del movimiento pro amnistía, que murió de un infarto el 3 de marzo en la cárcel de Aranjuez, «como consecuncia de la inasistencia sanitaria que habitualmente se utiliza contra el colectivo de presos vascos».
Tras los bertsos ofrecidos por Etxahun Lekue y Jokin Castaños, subieron al escenario las compañeras y el resto de familiares de Angulo y Sáiz, ante quienes se bailó un aurresku. Ana López. compañera de Baru, leyó la carta que le remitió éste desde la cárcel, al día siguiente de conocer la muerte de Angulo y pocos días antes de que él mismo perdiera la vida. La compañera de Angulo, por su parte, agradeció a los presentes y amigos el apoyo «porque nos facilitáis el camino con vuestro amor, protección y la dignidad mostrada», y llamó a salir a la calle «con orgullo, a decir quiénes somos. No nos vamos a avergonzar y nadie nos va dar lecciones de sufrimiento. Hay que tirar adelante».
A continuación tomó la palabra José Antonio Hernández, Magila, ex preso santurtziarra, quien recordó que, todavía, a día de hoy, «no tenemos mas que la versión de la dirección de la cárcel» en torno a la muerte «de nuestros compañeros de lucha. Lo único que tenemos claro es que murieron como consecuencia de la política penitenciaria, la misma que sigue en vigor en la actualidad».
Tras la intervención de Juan Mari Olano, en nombre de Askatasuna, el homenaje en el parque de Santurtzi concluyó con el canto del ``Eusko Gudariak''.
En nombre de Askatasuna, Juan Mari Olano recordó que hace un año, «en este mismo escenario, se hicieron dos fotografías absolutamente antagónicas», en referencia a la de la denuncia en la calle de «estos asesinatos de la política penitenciaria» frente a la de la Ertzaintza «apaleando al pueblo, impidiendo a los familiares y amigos despedir a Igor y Baru».
Dio un salto en el tiempo Olano para referirse al pasado 24 de febrero, en Bilbo, y a la prohibición del juez Garzón de una primera manifestación, para añadir que las dos siguientes convocatorias «las prohibió el Gobierno de Ibarretxe» a quien preguntó si «cree que se puede apalear a hombres y mujeres pacíficos, con la excusa de que la manifestación está prohibida».
Tras recordar la responsabilidad reconocida del lehendakari Ardanza en el impulso a la política de dispersión, invitó a Miren Azkarate, Iñigo Urkullu y Josu Jon Imaz a mirarse en el espejo «si quieren ver divisiones, líneas políticas enfrentadas y luchas fratricidas. No van a engañar a nadie, y mientras Imaz y sus mariachis siguen con la cosa nostra, vamos a seguir trabajando para construir nación y ofrecer a este pueblo un marco democrático». Sobre la violencia, dijo que entra en esta definición «apalear a ciudadanos indefensos» o «machacar a personas indefensas en las cárceles».
Olano llamó a continuar el trabajo «para repatriar a Euskal Herria a todos los presos y garantizar que sus derechos sean respetados», un paso «necesario» hacia «la amnistía que necesitamos, porque supone la superación de las consecuencias que han originado el conflicto».