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Shaquille O'neal, el último gran pívot sobre el parqué, por encima de los 25.000 puntos

Sus detractores se esfumaron al poco de que llegara a la NBA. Ha demostrado que su espectacular físico no es lo único que lo ha convertido en uno de los grandes. Problemas con Bryant le llevaron a Miami, donde cada año tiene una oportunidad de hacerse con el anillo. Ya tiene cuatro.

Cuentan que Shaquille O'neal fue a pedir que le dejasen entrenar con el equipo de baloncesto de la academia militar donde vivía con su padrastro, en Alemania. Aquellos chicos eran mayores que él, pero O'neal deseaba con todas sus fuerzas jugar a baloncesto. Cuando le pidió permiso al entrenador, éste le dijo que no era posible, que aquello era un equipo de chavales, que debería salir de la base y buscar un equipo para mayores. Shaq le dijo: «Señor, tengo trece años». O'neal ya contaba con buena parte de los 216 centímetros y 147 kilogramos que lo han convertido en un auténtico gigante y en uno de los pivots más desequilibrantes de la historia del baloncesto: con trece años medía 198 centímetros y pesaba 101 kilogramos.

Recientemente ha continuado adelante con su particular maratón anotador sobrepasando la barrera de los 25.000 puntos, convirtiéndose en el jugador en activo con más tantos conseguidos y en el decimocuarto en el ranking de anotadores de todos los tiempos. Además, ha capturado 11.221 rebotes, con lo cual se sitúa entre unos pocos elegidos que han superado los 25.000 puntos y los 10.000 rebotes. Su nombre brillará en el neón junto a los de Chamberlain, Abdul-Jabbar, Karl Malone y Olajuwon, entre otros.

Y el hito lo consiguió en el Madison Square Garden. Un lugar que parece destinado a que muchos sueños se hagan realidad. Fue gracias a una jugada marca de la casa y ante un rival que lo ha sufrido en innumerables ocasiones: Malik Rose. Shaq posteó hacia atrás, amagó, Rose quedó vendido y O'neal anotó por encima. Objetivo cumplido.

¿Físico o talento?

Cuando Shaquille Rashaun O'neal llegó a la NBA procedente de los Tigres de la Universidad del Estado de Louisiana, se encendió el debate sobre sus posibilidades de triunfar en la mejor liga del mundo. Sus detractores esgrimían que sólo con físico no se podía llegar a ningún sitio. Y esa ha sido, si puede considerarse como tal, la única arma que los críticos han podido utilizar con O'neal.

Fue elegido en el número uno del draft de 1992 por los Orlando Magic. Y pronto demostró que no era una simple montaña de músculos. Conocía el juego, posteaba, doblaba el balón fuera y controlaba los tiempos como si midiese 30 centímetros menos y pesase 100 kilos. La articulación de sus extremidades era armoniosa y por momentos daba la impresión de estar viendo a un jugador mucho más pequeño de lo que parecía.

Llegar y besar el santo. Como novato fue elegido mejor jugador de la semana, suponiendo éste un hecho histórico. Se llevó el galardón de rookie del año sin problemas y en 1994 consiguió el oro en el campeonato del mundo de Canadá y alcanzó la final de la NBA. Pero allí se topó con Hakeem Olajuwon y los Houston Rockets y Orlando perdió la final. Pese a todo, Olajuwon no dudó en decir que O'neal volvería a las finales y volvería para ganarlas. Acertó.

Del 32 al 34

Tras un multimillonario traspaso, el número 32 de los Magic pasó a ser el 34 de los Lakers y allí comenzó una nueva era del triángulo ofensivo de Phil Jackson. Sus principales piezas eran Shaquille O'neal y Kobe Bryant. Rodeados de buenos jugadores y de Robert Horry, O'neal, Bryant y Jackson lograron el campeonato en tres ocasiones consecutivas. Los problemas de ego entre O'neal y Bryant, las lesiones y los tiros libres del primero y una acusación de violación para el segundo fueron mermando a los Lakers y O'neal creyó conveniente marcharse a la costa este: de Los Angeles a Miami.

En Miami, Pat Riley se preocupó de rodearlo de un gran equipo. Además de Dwyane Wade, un joven escolta llamado a convertirse en uno de los grandes de la liga, Riley se hizo con los servicios de Walker, Williams, Payton, Posey y Kapono, y recuperó a Alonzo Mourning. Un plantel de auténtico lujo que apuntaba muy alto desde el principio. Los Heat ganaron el primer anillo de la historia en 2006 y este año, aunque algo bajos, optan a todo pese a que la participación de O'neal esté en el aire. Una lesión le obliga a pasar por el quirófano aunque el hambre de anillo puede hacer que su encuentro con el bisturí se retrase al verano.

Izkander FERNÁNDEZ

 

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