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IPURUA Codina marcó el gol del triunfo

Victoria y liderato para un Eibar que sigue con paso firme

El Eibar no desaprovechó su segunda oportunidad y, esta vez sí, se hizo con el liderato gracias al tropiezo del Palencia y, sobre todo, a su merecido triunfo frente a un Guijuelo que no pudo mantener su racha

EIBAR 1
GUIJUELO 0

Eibar: Zigor; Manel, Fagoaga, Urzelai, Gurrutxaga, Etxabe; Altuna, Lombraña; Codina (Eizagirre, min.66), Hernáez (Iñigo, min.54); y Asensio (Eneko Romo, min.78). Guijuelo: Pagola; Mangas (César, min.79), Pato, Azpilikueta, Gago; Juanfer, Fernando Díez (Agustín, min.71), Dani Cobo, Irazoki; Carlos Alonso y Marco Paixao (Ion García, min.61). Arbitro: Espiñeira Pello, del colegio asturiano. Amonestó a los jugadores locales Altuna, Etxabe y Eizagirre, y a los visitantes Dani Cobo y Gago. Goles: 1-0, min.6: Codina. Incidencias: 1.782 espectadores en Ipurua, en una tarde de fuerte viento.

Amaia U. LASAGABASTER

Jornada redonda para el Eibar, que no dejó de cumplir con ninguno de los objetivos que se había marcado.

El principal, la victoria, que le convierte en el equipo más potente del grupo en su campo. La consiguiente derrota del que se estaba convirtiendo en uno de sus principales rivales y que llegaba a Ipurua como el equipo más en forma del momento. De rebote, el liderato, ya que el Palencia sigue en crisis, ayer no pasaba del empate en su campo y cedía el testigo a los azulgranas. Y unido a todo ello, el aumento de la ventaja respecto al quinto clasificado, ahora mismo el Guijuelo, que asciende ya a los nueve puntos.

Todo gracias a un partido en el que tocó sufrir, por lo exiguo del marcador, pero en el que los azulgranas se mostraron claramente superiores a su rival. No tardaron en reflejarlo en el luminoso, gracias a una combinación entre Asensio y Codina que el catalán convertía en el 1-0 cuando apenas se cumplía el minuto cinco.

No hubo muchas más oportunidades a partir de ese momento, pero tampoco por parte del Guijuelo, que sólo en la recta final, a base de empuje, consiguió deshacerse un tanto del dominio local. Sin resultado, afortunadamente, y eso que en el último suspiro, un cabezazo de Pagola -el guardameta, a la desesperada, había subido a intentar rematar una falta- estuvo a punto de propinar un disgusto.

Para redondear la tarde, Iñigo pudo probarse, después de tres semanas en el dique seco por sus problemas de pubis.

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