Mirari otxoa de alda - Gasteiz
Maccabi... no sólo baloncesto
Hoy volvemos a recibir en Gasteiz la incómoda visita del Maccabi de Tel Aviv, uno de los principales iconos deportivos del Estado de Israel. En visitas anteriores los aficionados gasteiztarras han tenido que padecer las molestias que supone acoger en la ciudad al representante del Estado Sionista, en forma de cacheos a la entrada del pabellón a cargo de la Ertzaintza bajo la su- pervisión de la propia seguridad israelí, retirada de cualquier tipo de prenda, bandera o distintivo que pudiera delatar a su portador como simpatizante de la causa palestina, e incluso la presencia de la omnipresente bandera israelí en todos los soportes publicitarios de Zurbano.
La presencia en Gasteiz de este equipo de baloncesto transciende lo deportivo y va más allá de lo que pudieran ser las más que previsibles molestias que acarreará a los espectadores. Desde que la Organización Sionista Mundial, calificada en sus inicios por la propia ONU como entidad racista, resolviese la conveniencia de crear un Estado en Oriente Medio y se autoproclamara unilateralmente como tal el 14 de Mayo de 1948 en el 55% de las tierras ocupadas a los palestinos, hasta el día de hoy en que ya han ocupado el 88% de la Palestina histórica, el Estado de Israel se ha esforzado en dar una imagen de normalidad y de Estado moderno a los ojos del mundo. Pese a las conocidas matanzas sistemáticas en Gaza y Cisjordania, el Estado de Israel se empeña en seguir apareciendo ante el mundo como un Estado democrático. Todos los acuerdos institucionales, comerciales, económicos o académicos que las instituciones, empresas, gobiernos y universidades europeos mantienen con sus homólogos israelíes legitiman a un Estado ilegal que desde su creación ha vulnerado todas las resoluciones de la ONU que han intentado poner freno a su política de exterminio.
Dentro de esta estrategia de «normalización» se engloban prácticas como la de hacer participar a sus grupos musicales y artísticos o equipos deportivos en foros y competiciones europeas dando así una imagen de cercanía frente al «salvaje mundo árabe». Ya lo decía Theodor Helz, uno de los principales teóricos del sionismo: «...seremos un centinela, una vanguardia de la civilización ante los bárbaros, a cambio Europa debe de garantizar nuestra existencia...».
No podemos dejar de englobar la participación del Maccabi en competiciones europeas en esta estrategia sionista de normalización del Estado de Israel y no nos podemos mantener indiferentes ante la presencia en nuestra ciudad de este embajador deportivo de un Estado genocida. Mientras sean acogidos con benevolencia verán de alguna manera respaldada su política colonial. Así pues es nuestro deber humanitario mostrar nuestro más enérgico rechazo a la presencia en Gasteiz de la delegación sionista, convirtiendo Zurbano en un clamor contra el exterminio del pueblo palestino.