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Francis Sánchez Martín Madre de dos presos políticos vascos

Una imagen: mil palabras

Una se alegra al ver que miles de ciudadanos responden a la llamada al paro para que esa gente a la que tienen dispersada sea repatriada y se le garanticen sus derechos

La frustración, entereza y un cúmulo de ánimos de esperanza que me muestran unas imágenes me llevan a escribir estas líneas.

Esa foto de Bilbo, con un hombre ensangrentado en el suelo, con su pisoteado pañuelo de Etxerat. Primeramente fue la llamada de Etxerat al paro de una hora; el destello de una luz roja que mostraba la situación de nuestro Iñaki; la de esos seres queridos en la cárcel con graves enfermedades ocasionadas por las mismas duras y crueles condiciones de vida que se les impone a nuestros hijos, y la situación de los que han cumplido ya la condena... Un colectivo formado por hijos de este pueblo secuestrados en manos de unos gobiernos que tratan de llevarlos a un mercado político con la intención de utilizarlos como moneda. Es por ello que no creo que se trate de una política de venganza; es más bien una utilización política que se quiere hacer de unos ciudadanos vascos que lo dan todo, incluso su vida, en defensa de los derechos de este pueblo.

Una segunda llamada fue la manifestación en Bilbo en demanda de Autodeterminación y Amnistía. Dos pilares que sustentan la lucha del Colectivo de las presas y presos políticos vascos, entendiendo que no será el mero hecho de traerlos a casa lo que resuelva este conflicto, sino solucionar esas razones políticas por las que se encuentran en prisión y en el exilio. Es decir, solucionar las consecuencias y reconocer Euskal Herria, a sus ciudadanos, respetando sus decisiones sobre su futuro.

Y la verdad es que una se alegra al ver cómo miles de ciudadanos responden a la llamada al paro, para decir «¡basta ya!» y que esa gente a la que tienen secuestrada, dispersada, alejada, aislada, incomunicada... sea repatriada garantizándoseles todos sus derechos. Y me alegro también ante la actitud de muchos trabajadores de ELA que secundaron el paro, haciendo caso omiso a su dirección. Al hilo de ello, madre de un preso y de una presa política vasca que soy, me veo en la necesidad de dejar bien claras dos cosas. Una: el Foro de Ibaeta una y mil veces ha subrayado que la defensa de los derechos de los presos se ha de mantener en cualquier situación política y ELA ha echado por tierra iniciativas que ya estaban previstas. Dos: después de tener organizada una manifestación para enero, alegar que la situación política ha cambiado, negarse a convocarla en nombre del Foro y pedirle a Etxerat que lo haga en el suyo para adherirse ellos... es inaceptable. ¿Dejar solos a los familiares en la iniciativa? Ello rompe con el espíritu que entiendo yo que presumía poseer el Foro. Y quizás, ante toda esta alarmante situación, algo que sí «reprocharía» a mi asociación es no haber hecho un llamamiento a la huelga general, que no a un paro de una hora. Motivos no nos faltan.

Después de la brutalidad de la Ertzaintza en la manifestación de Bilbo, pasé horas en el hospital de Basurto, en un pasillo cargado de dolor, de ira y también de entereza; entre camillas ocupadas por personas que habían sido machacadas. Ver esas fotos publicadas resulta impactante, estar con esas personas en esos pasillos resulta mucho más: unas lágrimas que rebrotan una valentía inalterable, aquélla que respondía a unos encapuchados armados hasta los dientes...

Esas fotos de Igor, Baru... Una tercera llamada nos lleva ante esa unión de dos pueblos de Ezkerraldea: una nueva fecha de firme presencia y compromiso; ante esas dos sonrisas apagadas por una política penitenciaria cada vez más cruel y, a su vez, secuestradas por la misma colaboracionista rabia no contenida. Igor y Baru son imágenes de compromiso, de solidaridad y generosidad.

Esas fotos de uniformados con casco, capucha y armas. De naturaleza violenta, obediente a unas leyes extranjeras y a unas órdenes políticas jelkides y de Lakua que buscan el sufrimiento y la sangre del disidente político; presentes, activos, rabiosos en su día en el cementerio de Portu, hace unos días en Bilbo y más recientemente delante del hospital de Donostia. Todo un itinerario marcado por unos gobernantes que demandan una situación «sin violencia»; haciendo uso de la judicatura extranjera; con Ibarretxe y Balza, violentos ejecutores de la política del colaborador mayor Josu Jon Imaz.

Esa foto de la mano de Iñaki tras el cristal de una ambulancia. Dedos de una mente clara y fuerte que saludan a toda esa gente comprometida, solidaria, generosa; una mano que pretende y logra dar las gracias a todo un espíritu de lucha compartida. El saludo a una ganada batalla.

Nos arrebataron las vidas de Igor y de Baru y no les hemos dejado hacerlo con Iñaki. Las instituciones y partidos políticos como el PNV, EA y EB han mirado para otro lado ante la tortura; hablan con la boca pequeñita pero no actúan. Sr. Ibarretxe: ¿qué está dispuesto a hacer para defender todos los derechos de todos los vascos? Sr. Azkarraga: después de todas sus «críticas» a la judicatura franquista ¿qué están dispuestos a hacer para terminar con esta política penitenciaria criminal que mantiene el poder ejecutivo utilizando al judicial: tortura, secuestro, constante vulneración de derechos...?

Son momentos de compromiso, cuando hacen falta iniciativas conjuntas que van más allá de las palabras o la mera adhesión. Para tenerlos a todos en casa y... nunca más. Para ello hemos de luchar. Autodeterminación y Amnistía es el único camino.

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