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BASQUET COUNTRY

Mientras el «salao" sea de tu equipo...

Imanol AMIANO

Viendo a Zoran Planinic en los últimos partidos del Baskonia, me vino a la memoria el malogrado, que se dice en estos casos, Drazen Petrovic. Al «genio de Sibenik», un ganador compulsivo, le gustaba regodearse en sus triunfos y se granjeaba el rencor, si no el odio, de por vida de sus adversarios, ergo enemigos.

Flashes de la final de la Copa de Europa de 1985 entre la Cibona de Zagreb y el Real Madrid pasaron por mi mente. Un jovencito de 21 años pasándose el balón por entre las piernas, por la espalda, por donde le daba la gana. Protegido por su hermano mayor Alexander -aunque el escolta era él-, Drazen, con el pelo ensortijado y la lengua, cual cuchillo, entre los dientes, no contento con los 36 puntos clavados -cambio de ritmo, finta y tiro o asistencia, con celebración puño en alto-, se dedicó a humillar a los blancos. Pasando el balón por entre las piernas de su defensor -¿Corbalán?; el flash no da para tanto- y dando asistencias de fantasía, como la que repartió en el aire por debajo de su pierna izquierda. Drazen disfrutaba y Juanma Iturriaga casi le casca.

Zoran Planinic también es un poco cabroncete. Croata aunque nacido en Mostar, sólo tenía dos años cuando Petrovic se mofaba del Madrí, pero ante la Lottomatica romana, el miércoles pasado, repitió la asistencia por debajo de la pierna del gran Drazen. Y como entonces Iturriaga, a Roberto Gabini poco le faltó para reírle la gracia al estilo argentino. El sábado, con Unicaja deambulando por Zurbano, también se divirtió, aunque se limitó a dar una asistencia mirando al tendido o a clavar un triple desde 10 metros.

Humor balcánico, digo yo -ambos estuvieron en los New Jersey Nets, pero los yanquis se ríen con otras cosas-. Seguro que a todos no les hace gracia, pero mientras el salao sea de tu equipo...

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