Bush cambia el enfoque hacia américa latina «gracias al seńor chávez"
El presidente de EEUU, George W. Bush, inició ayer su gira por América Latina para «llevar un mensaje de esperanza" a la región, al insistir en que la receta estadounidense para la libertad, la justicia social y la prosperidad es mejor que la de los líderes de la rebelión contra el neoliberalismo. Brasil fue ayer la primera etapa de la visita.
David BROOKS
«La Jornada»
Pero algo curioso ha ocurrido en el camino a la gira. Bush y su Gobierno -y no Hugo Chávez, Néstor Kirchner o Evo Morales- han tenido que cambiar de estrategia y ahora se encuentran obligados a competir por las mentes y corazones del hemisferio sobre el terreno establecido por sus opositores.
Antes de salir de Washington, Bush y su Gobierno han evitado mencionar por nombre a Chávez, al insistir en que esta gira no tiene que ver con él, pero el discurso los traiciona: «justicia social», promover «el cambio para los pobres», «satisfacer las necesidades básicas», el envío de educadores y médicos, y por si no queda claro, hasta se declara hijo de Bolívar.
Esta nueva preocupación por la «justicia social» aparentemente ha cambiado el tono, aunque tal vez no la sustancia, de la política exterior de Bush. «Gracias al señor Chávez», fue la cabeza de un editorial del «The New York Times», al comentar el nuevo enfoque de la Casa Blanca hacia la pobreza de América Latina: «Si se requiere de la demagogia del señor Chávez para que Washington promueva políticas más lúcidas en las Américas, pues que así sea». Recordó que fue la preocupación por la influencia de Fidel Castro en las Américas lo que inspiró las políticas pro-desarrollo de la Alianza por el Progreso del presidente John Kennedy, y sugiere que Bush use esta gira para iniciar una nueva versión de esa política.
Sin embargo, a pesar de la retórica sobre cómo se ha duplicado la asistencia estadounidense a América Latina durante la presidencia de Bush, y el anuncio esta semana de un paquete de iniciativas para ofrecer apoyo a programas de educación, salud y vivienda a diferentes países, algunos opinan que la retórica es más inflada que la realidad.
«En los seis días de la gira de Bush por América Latina, EEUU gastará más dinero en Irak que todo lo que Bush ha propuesto (en asistencia) para América Latina en el año fiscal 2008», declaró Dan Restrepo, director del Proyecto sobre las Américas del Center for American Progress en Washington.
Restrepo señaló que a pesar de la nueva retórica, lo propuesto por Bush para el presupuesto revela que hay reducciones en rubros dedicados a programas de desarrollo y salud para las Américas. «En los hechos, lo que hay es descuido y mal manejo de la relación con el hemisferio», señaló.
A una pregunta de «La Jornada» en una teleconferencia sobre la gira de Bush, Restrepo consideró que el Gobierno de Bush ha cometido el error de «percibir a Chávez como una amenaza regional, con una visión rival, la cual tiene que ser contenida», ya que eso «exagera la influencia real de Chávez».
Restrepo y otros analistas comentaron sobre el intento por Bush de «adueñarse» del símbolo de Bolívar -el presidente dijo que «somos hijos de Washington y Bolívar»-, y recordaron que Washington ha intentado lo mismo con José Martí desde hace décadas en torno a la relación con Cuba.
Recetas difíciles de defender
El propósito de la gira, reiteró ayer Bush, es «recordarle a la gente a través de nuestra vecindad que EEUU se preocupa por ellos, y llevo un mensaje de esperanza, un mensaje que dice que nos preocupa la condición humana...». Pero su equipo ha dejado claro que también es promover la visión «democrática» de Washington para enfrentar a la «otra visión» surgida en el hemisferio.
Thomas Shannon, subsecretario de Estado encargado de América Latina, advirtió la semana pasada que existe una competencia entre dos visiones diferentes, la de promoción de la «democracia y libre mercado» vinculada con el libre comercio, y una que busca regresar a un pasado con mayor centralización de la economía y gobiernos más autoritarios. Reconoció que la pugna entre estas dos visiones es la expresión de «una lucha fundamental: cómo abordar la pobreza, desigualdad y exclusión social. En este sentido, no deberemos subestimar la volatilidad creada por el creciente resentimiento y amargura entre los sectores más pobres y vulnerables de las Américas». Por eso el mensaje de Bush por la «justicia social».
Pero al pretender limitar la influencia de gobiernos, en particular el de Venezuela, que han rechazado la agenda del llamado «consenso de Washington», analistas como el economista Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación Económica y de políticas en Washington, consideran que «la política de la Administración Bush de intentar aislar a Venezuela de sus vecinos ha tenido éxito sólo en aislar a Washington». Además, la receta económica de Bush, la misma de los últimos 20 años, no es fácil de defender. «El crecimiento económico en Latinoamérica en los últimos 25 años ha sido un desastre, el peor fracaso económico a largo plazo en más de 100 años», afirma Weisbrot.
Shannon insiste en que este viaje no gira en torno a una competencia entre Washington y Caracas. «Esta no es una competencia... porque lo que estamos intentando hacer con nuestra asistencia y apoyo no es comprar favores o crear relaciones de dependencia, lo cual es lo que desea hacer Chávez».
Pero algunos analistas estiman que el problema de este viaje no sólo es el mensaje, sino el mensajero. «Probablemente nunca ha habido tanto sentimiento antiestadounidense y tan poca confianza en el liderazgo estadunidense desde la guerra fría» en la región, dijo Peter Hakim, presidente de Diálogo Interamericano al New York Times.