Viajero infatigable y escritor convulso, el británico William Somerset Maugham reflejó en su obra los complejos resortes emocionales y sus imprevisibles consecuencias. Con el equipaje siempre preparado, Maugham escenificó en paisajes cambiantes las conductas sentimentales de unos personajes que competían en heridas emocionales. Su estilo, directo, asequible y rico en matices, provocó que el medio cinematográfico fijara su atención en su prolífica bibliografía, lo que ha dado como resultado una extensa lista de adaptaciones y remakes que se prolongan hasta nuestros días.

Siempre con la brújula apuntando hacia el continente asiático, Maugham recogió en obras como «On a Chinese Screen» y «The Gentleman in the Parlour» aquellas sensaciones que compartió junto a su fiel compañero Frederick Gerald Haxton en China, Birmania, Siam, Camboya y Vietnam. Publicada en 1925, «The Painted Veil» aglutina buena parte de las inquietudes de Maugham, lo que posibilitó que, nueve años después de su publicación, Hollywood rodara una primera versión dirigida por Richard Boleslawski y protagonizada por Greta Garbo, Herbert Marshall y George Brent.

Concebida como escaparate estelar de la Divina Garbo, esta versión incidía en el carácter exótico de una mujer misteriosa que bifurca sus emociones entre su marido y su amante.

Ahora, llega a nuestras pantallas una nueva adaptación, que pretende reforzar los contenidos sentimentales que encierra la trama y dota de protagonismo a la propia China. Un escenario en el cual se desarrolla la historia que protagoniza un médico (Edward Norton), quien, tras casarse apresuradamente con una joven de clase alta británica (Naomi Watts), viajará con su nueva mujer hasta la remota China colonial.

Establecidos en Shanghai, ella vivirá un tórrido romance con el vicecónsul británico (interpretado por Liev Schreider), lo que provocará que el marido, enfurecido, decida su traslado a una pequeña aldea asolada por el cólera.

El actor Edward Norton, principal impulsor del proyecto y productor del filme junto a su compañera de reparto Naomi Watts, incide en los aspectos más originales de este remake: «Siempre me he sentido fascinado por la cultura ancestral china, desde que cursé estudios de Historia de China en Yale. Cuando tropecé con el original de Maugham, tuve claro el papel protagónico que debía tener el país. China no es un escenario, es el personaje que complementa y da sentido al triángulo protagonista». Rodada en los fascinantes paisajes de la provincia de Guangxi, «El velo pintado» evoca el pasado de una China visitada por occidentales. Dicho contraste cultural enriquece la conducta de unos personajes que no son ajenos a los cambios que ocurren a su alrededor, tal y como lo explica la australiana Naomi Watts: «Personalmente, ha sido una experiencia muy enriquecedora. Me sentía igual que mi personaje: completamente desorientada. Finalmente, y a medida que avanzaba el rodaje, me impliqué por completo en esta aventura».

Bajo la batuta del neoyorquino John Curran, autor que trabajó anteriormente con Watts en «Ya no somos dos» (2004), este proyecto se inscribe en un modelo cinematográfico donde la fuerza de los paisajes ejerce de detonante telúrico en las emociones interiores compartidas por el trío protagonista.