Josean Kerejeta ha vuelto a demostrar no ser un presidente al uso y ha vuelto a apostar fuerte al colocar al frente del mejor Baskonia de la temporada a todo un Bozidar Maljkovic, con todo lo bueno y lo malo que esto conlleva. Justo después de haber apalizado a tres equipos Top-16 consecutivamente con grandes demostraciones, el presidente azulgrana ha dado un golpe de timón con una decisión complicada y que seguro suscitará ampollas en una afición ahora mismo volcada con Lezkano.

Y es que, al margen del «universo Baskonia» no es fácil entender cómo un equipo puede tomar una decisión de este calado en este momento. Por calidad y palmarés, no hay duda de que el técnico serbio está entre los más grandes del continente, y por ahí cumple perfectamente el perfil exigido, pero el público -bastante mosqueado por la confusa manera en la que uno de sus mitos acaba de abandonar el club- no acaba de asimilar cómo se puede dar un cambio tan brusco justo ahora que el equipo había dado un paso al frente y parecía en gran sintonía con Natxo Lezkano, que se supone volverá a ser segundo entrenador tras cumplir con nota la difícil papeleta de sustituir a Perasovic interinamente.

Rechazó a Zalgiris

El reto tampoco es menor para un Bozidar Maljkovic que esta temporada no tenía equipo después de haber salido por la puerta de atrás del Real Madrid. El balcánico tiene la misión de dirigir en los momentos más determinantes a una gran plantilla, pero que no ha sido confeccionada por él, como le gusta. Hace poco desechó una oferta del Zalgiris Kaunas y pese a ser un caramelo goloso, muchos dudan de que haya aceptado un contrato temporal en Gasteiz.

La duración de la vinculación de Maljkovic con el Baskonia será una de las incógnitas que Kerejeta deberá desvelar en la presentación anunciada para hoy a las 12.45 y en la que también estará presente Natxo Lezkano.

También se esperan con incertidumbre las explicaciones del presidente sobre la elección y el momento del fichaje de Maljkovic. En algunos ámbitos, se deduce que la apuesta se ha tomado por la experiencia y el recorrido del serbio en momentos decisivos como finales y partidos calientes, así como por el respeto que puede crear su figura en árbitros y dirigentes, un poso que Natxo Lezkano, por ahora, no posee.

Sin embargo, hay también quien ve en la elección de un entrenador duro una especie de toque de atención a una plantilla que parecía mucho más motivada e implicada con Lezkano que lo que lo estaba con Perasovic, con el que Kerejeta quiere dejar claro quién manda.