Josu JUARISTI

Director de GARA

Mal van las cosas en la Unión cuando tienen que echar mano del fútbol para vender el proyecto a sus ciudadanos. Quizás sea un arranque de pragmatismo. Puede que incluso sea una buena idea aunque, visto lo visto, hubiera sido mejor que se hubieran apuntado al impresionante partido jugado en Anfield la semana pasada. Llama la atención, en todo caso, que un club inglés se lleve a casa este «partido europeo». Se habla mucho del fallido referéndum francés en estos días de adieu a Jacques Chirac, pero la UE, en realidad, teme sobre todo enfrentarse a la opinión pública británica (inglesa, sobre todo), que podría terminar de enterrar el actual modelo comunitario. Lo cierto es que esta Unión a Veintisiete ni tan siquiera logra ponerse de acuerdo en un texto común para celebrar su medio siglo de vida. Hay quien trata de convertirlo en una especie de Constitución de bolsillo dirigido a sacudir el manifiesto desinterés hacia la idea comunitaria de los europeos, con un conjunto de ideas básicas en torno a la historia, la evolución y los «valores» (¿?) de la Unión. Pero otros no lo ven claro, y advierten de que ese texto no puede servir para desempolvar el debate en torno al Tratado Constitucional, derribado por los franceses y holandeses, ni para condicionar, o propiciar, futuras ampliaciones o la ratificación de futuras ampliaciones. En cualquier caso, no podrán eludir esos debates durante mucho más tiempo, ni funcionar in eternum sobre la base de lo pactado con nocturnidad en Niza. Se espera que un primer borrador del texto del 50 aniversario comience a circular esta misma semana. Quizás sirva para determinar la salud de la UE, pero los síntomas son poco halagüeños para este modelo.