Londres quiere reducir hasta en un 60% las emisiones de CO2 para 2050
El Gobierno de Tony Blair presentó ayer en Londres su programa para reducir las emisiones de CO2 drásticamente hasta 2050. Curiosamente, lo hizo la víspera de su comparecencia en el Parlamento para defender la renovación de la flota nuclear británica.
GARA |
El Gobierno británico dio a conocer ayer sus planes para atajar el problema del cambio climático, con el objetivo de reducir en un 60% las emisiones de dióxido de carbono (CO2) para el año 2050.
El borrador del proyecto de ley fue divulgado ayer por el primer ministro británico, Tony Blair, y sus ministros de Economía y Medio Ambiente, Gordon Brown y David Miliband, respectivamente.
Antes de 2050, el Gobierno se ha puesto como objetivo cumplir con una reducción de las emisiones de gases contaminantes de entre un 26% y un 32% para el año 2020, de acuerdo con el texto.
Con esta prevista legislación, la Administración de Blair quiere que Gran Bretaña sea el primer estado del mundo en tener un marco legal para la reducción de las emisiones de dióxido de carbono.
Este borrador es un anticipo del proyecto de ley que se presentará en el Parlamento el próximo otoño.
Además, el plan establece la formación de un nuevo organismo independiente que informará al Parlamento sobre los progresos conseguidos para frenar el cambio climático.
El Gobierno de Blair quiere una mayor inversión en tecnologías como la eólica o los paneles solares para el suministro de energía eléctrica.
Sin embargo, Blair se enfrenta hoy en el Parlamento a la mayor rebelión en las filas laboristas desde la invasión de Irak, ya que se votará la renovación de la fuerza de disuasión nuclear de Gran Bretaña, una cuestión que no casa con la preocupación ambiental que pretende mostrar.
Apoyo a la flota nuclear
Los encargados de la disciplina en el Partido Laborista han movilizado todos sus efectivos en un intento desesperado de impedir que se extienda la revuelta y que Blair sufra la humillación de tener que depender de la oposición conservadora para imponerse.
El ex líder laborista Neil Kinnock ha atizado el fuego de la revuelta con un discurso, pronunciado el lunes en la Fabian Society londinense, en el que expresó su oposición a que se tome ya una decisión al respecto, que no considera justificada.
La precipitación se explica por el aparente deseo de Blair, que se ha comprometido a abandonar el poder este mismo año, de dejar el tema bien atado antes de pasarle el testigo a su sucesor, puesto al que se postula Gordon Brown.
Brown apoya también la modernización de la flota nuclear británica, basada en los submarinos de la clase Vanguard, y ha tratado durante los últimos días de convencer a sus partidarios de que no se sumen a la revuelta en el seno del laborismo.
«El cambio climático es la mayor amenaza a largo plazo que afronta nuestro mundo», destacó Tony Blair, que lo comparó con la Guerra Fría, la Depresión o el surgimiento del fascismo.
Las campañas de reforestación que han llevado a cabo más de cien países han comenzado a modificar la tendencia a la deforestación en el planeta, pese a que trece millones de hectáreas de bosque siguen desapareciendo cada año, según constata un informe de la FAO que se hizo público ayer en Roma.
La agencia de la ONU encargada de la alimentación y de la agricultura presentó su informe bienal sobre «La situación de los bosques», en el que se destaca que se ha producido «una ralentización de la deforestación y un aumento de las superficies forestales en numerosas regiones, además de efectos positivos debidos a la prosperidad económica y a la gestión forestal juiciosa».
Los bosques ocupan actualmente cerca de 400.000 millones de hectáreas, lo que supone el 30% de la tierra firme, según la FAO, que añade que aunque se pierden anualmente 13 millones de hectáreas, las políticas de reforestación permiten que la cifra de pérdidas descienda hasta los 7,3 millones de hectáreas, una cifra que supone una mejora respecto a los últimos años. «Hay una atención creciente hacia la conservación del suelo, del agua y de la diversidad», añade la FAO.
Greenpeace acusó ayer a Blair de «amar las armas de destrucción masiva» mediante la colocación de una pancarta en el edificio del Parlamento y denunciar su apoyo al programa de disuasión nuclear.