ESCALADA Patagonia
Cerro Torre Nueva ética para la «Compresor"
Zack Smith y Josh Wharton escalan desde la base hasta el headwall sin utilizar los expansivos de Maestri. Los deportistas creen que deberían quitarse, puesto que para ellos no tiene sentido que sigan colocados.
Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA
La cordada estadounidense compuesta por Zack Smith y Josh Wharton se presentó en El Chaltén con una reivindicación del todo válida y legítima. El lema: quitar las chapas de Maestri. Sí, todos los expansivos que el alpinista italiano puso en 1970 para poder subir el Cerro Torre por la arista sureste. Cosió esta vía de abajo arriba. La historia fue a más y Maestri decidió subir un compresor, que aún permanece en la pared, para facilitar el trabajo y así seguir tirando de un taladro.
Zack Smith y Josh Wharton querían retirarlos. ¿Por qué? Porque, según ellos, estamos en el 2007 y esa cosida ya no tiene ningún sentido. La comunidad de escaladores que se encontraba en la capital patagónica no vio con buenos ojos la idea de los estadounidenses. Y tras las típicas discusiones todo quedó aparcado. Transgresores o no, revolucionarios o no, locos o no... la reivindicación de una nueva ética para la vía Compresor y, en general, para el Cerro Torre perdió una primera batalla, pero no una segunda. Smith y Wharton querían dejar más que claro que la Compresor se podía subir sin la utilización de dichos expansivos. Y casi lo lograron.
En declaraciones a Gara, Wharton ha afirmado que finalmente no se decantaron por la acción directa: «No quitamos los expansivos pero todavía creo que habría que retirarlos». Con esa espina clavada, la cordada se metió el pasado 18 de febrero en la considerada como ruta clásica del Cerro Torre. «Esencialmente escalamos desde la base hasta el headwall sin usar ninguno de los cientos de expansivos, pero cuando estábamos cerca de terminar nuestro objetivo, el viento era tan salvaje que al final echamos mano de algunos de esos anclajes fijos», añade Wharton. Quizás para algunos ahí esté uno de los peros que se les puede achacar. Y es que, si no querían utilizar la ristra dejada por Maestri, ¿por qué decidieron dejarse caer en su escalera? Para cualquiera que haya estado metido por aquellos berenjenales está claro, ¿para qué matarse en el intento?
Pues sí, justo 120 metros antes de hacer cima se acabó con parte de esa segunda batalla. En artificial y en libre, siempre para arriba y haciendo oídos sordos a los golosos expansivos. Salvaron los 90 metros de la travesía de 1970 con una tirada de A2 y dos más en libre de 6b expuesto, una variante ya empleada por Ermanno Salvaterra. Posteriormente se saltaron otros 70 metros de expansiones, justo los que llevan a la pared cimera. «Es una variante de hielo que evita los 70 metros de escalares de expansivos, justo dos largos antes del headwall. La primera parte es una sucesión de cascadas de hielo y le sigue una sorprendente chimenea de hielo de un metro de ancho y casi 20 metros de profundidad. No sabemos si alguien ha pasado anteriormente por allí», nos adelanta Wharton.
Gran vendaval
Finalmente llegaron a la pared cimera. Todo iba como esperaban, pero la meteo de Patagonia tocó una vez más la puerta de los que se decantan por subir por sus paredes y agujas. A pesar del salvaje viento, todo volaba alrededor, la cordada estadounidense siguió apostando por llegar a la cima. De este modo, Smith le dio un tiento al siguiente largo pero tuvo que desistir por el vendaval. La historia terminó en la que los dos escaladores denominan la escalera de Maestri. En total, 120 metros de los que hacen daño, o mejor dicho, les han hecho daño. «Estamos decepcionados por haber cogido una salida fácil, usando las vetustas expansiones para alcanzar la cumbre, en lo que hubieran sido, de cualquier forma, condiciones inescalables. La vaguería humana por optar por la salida fácil es una parte triste de la historia de la vía Compresor y aunque Zack y yo casi evitamos ese camino, nos quedamos cortos», asegura Wharton.
Por otro lado, también han querido sacar su valoración positiva y es que han demostrado que la via Compresor se puede sacarla casi sin utilizar los expansivos del 70. Según los dos escaladores, excepto los últimos 30 metros de obligado artificial (20 de los cuales corresponden a la variante Bridwell), todo el resto podría ser escalado sin dichos anclajes, siempre y cuando el tiempo respetara a los que lo intenten, combinando la escalada libre con el artificial, zigzagueando a ambos lados de las líneas clavadas.
En pocas palabras, Josh Wharton piensa que la ruta podría ser escalada con menos de 20 expansivos y actualmente tiene unos 400: «Esta propuesta cambiaría totalmente la naturaleza de la escalada en el Cerro Torre y le devolvería su dificultad original. De los 120 metros del headwall tan sólo 30 requerirían de escalada artificial y de ellos 20 podrían evitarse con la variante Bridwell (A3) a base de copperheads, gancheos y rivets. Únicamente en 10 metros se necesitarían expansivos».
Otra de las actividades que realmente, esta vez sin polémica por medio, ha conmocionado a la propia comunidad escaladora de Patagonia ha sido la firmada por los eslovenos Grega Lacen y Tomaz Jakofcic: nueva variante a la norte del Fitz Roy. Si la actividad de por sí técnicamente es importante, la verdadera proeza de la cordada eslovena ha sido que escalaron bajo una brutal tormenta. Según un habitual de estas actividades, Bean Bowers, durante unos de los días más duros y con más viento de la temporada.
Normalmente esas infernales jornadas se dedican a otras tareas como el descanso, pero tanto Lacen como Jakofcic son especialistas de los impecables y salvajes marrones. Así, sin bajar la guardia, fueron escalando metros y metros de fisuras heladas, con un avance lento por el freno del viento, pero con unas ganas impresionantes.
La aventura comenzó el 27 de enero: «Nuestra idea original era escalar el gran diedro que está a la izquierda de la vía Afanasieff en la parte alta de la cara norte. Pero tanto las condiciones de la pared como el tiempo no nos dejaron mucho margen». Se meten entre las rutas Tehuelche y Afanasieff y firman 600 nuevos metros de pared con dificultades técnicas muy importante: 6c/A2. En los primeros siete largos, por ejemplo, se enfrentaron a roca bastante mala. La tormenta y la noche se les echa encima: «El único camino es salir por arriba. Seguimos escalando secciones duras, pero aquí la roca tiene mucha mejor calidad. Estamos a la derecha de la Afanasieff y finalmente nos unimos a ella; no llevamos el croquis de dicha ruta».
Tras luchar contra las duras inclemencias y tiradas difíciles, los dos eslovenos hacen cumbre hacia las 10 de la mañana del día siguiente. «A pesar del mal tiempo, hemos disfrutado con esta escalada», aseguran los dos protagonistas de esta nueva variante a la norte del Fitz Roy. Una gran variante bajo la ventisca y el aguacero. Una ascensión en plena oscuridad. Y un descenso también de órdago: «Empezamos a rapelar por la Franco-argentina de la cara sur. No había casi nada de visibilidad y justo 100 metros debajo de la cumbre tuve problemas con un crampón; se estropeó. Gracias a Grega esta desgracia tomó otro cariz. Seguíamos bajo la tormenta, con fuerte viento y duchas de nieve. Definitivamente, no veíamos nada de nada. Las cuerdas también se engancharon en más de una ocasión, y no tuvimos otro remedio que jumarear y recuperarlas. Decidimos parar un poco. Intentamos hacer una repisa, pero las avalanchas las tapaban en segundos. Nos metimos en nuestros sacos e intentamos comer algo, pero el violento viento no nos dejaba», afirma Jakofcic.
En total fueron 72 horas de intensa, durísima y casi dramática actividad. El resultado: Los últimos días del paraíso. Una variante dedicada a su amigo Ozbej Povsod fallecido el pasado año.
«La ruta podría ser escalada con menos de 20 expansivos y actualmente tiene unos 400. Esta propuesta cambiaría la naturaleza de la escalada en el Cerro Torre y le devolvería su dificultad original»