En los próximos días el asunto será Nafarroa, o por ser más precisa, la reconquista de Nafarroa por las tropas de Rajoy, pero aún se relamen con las mieles del sábado.

Ayer Ildefonso Ussia (su pseudónimo es Alfonso Ussia) aseguraba en «La Razón» que «están desquiciados con el éxito popular, ciudadano, cívico y estético de la manifestación». Confesaba que «estuve y formé parte de una muchedumbre patriota, educada y bellísima». ¿Bellísima? ¿Estando Ussia? Y se sumerge en la guerra de las cifras: «Zapatero sabe que más de dos millones de españoles le exigieron mostrando el símbolo de todos -más de quinientas mil banderas de España, más las auto- nómicas y locales-, que devuelva al Estado de Derecho su dignidad». Lo de los dos millones es como para mearse de risa; con el entusiasmo y unas cañas, se les ha ido la mano. Será por eso que han activado a todos sus voceros para que insistan en la milonga: «Que sus corifeos y mamandurrieros reduzcan hasta lo ridículo el número de manifestantes carece de importancia. Ellos saben que mienten, y su falsedad les preocupa (...) Fue un baño de multitudes entregadas al futuro de España, de España sí, de toda España, enfrentada a quienes pactan con los asesinos y gobiernan con los separatistas. Estoy seguro de que decenas de votantes del socialismo desenraizado abrieron los ojos en el atardecer madrileño del sábado». Tanto baño, ¡a ver si al final va a resultar un chapuzón!

Ya empieza la carga ligera sobre Iruñea: «El sábado a Pamplona, a bloquear pacíficamente los planes dadivosos de este Gobierno de España contra España que ha pactado con Batasuna la entrega de Navarra». En pocas ocasiones he leído algo más parecido a un plan de invasión. No se cortan un pelo: «Necesitan de Navarra para intentar violentamente alcanzar el sueño casi imposible de su independencia. Y está prometido y pactado. A Batasuna y el nacionalismo vasco les importa un rábano De Juana, y los terroristas presos, y su acercamiento a las Vascongadas. (...) El objetivo es Navarra y por ella van de la mano del Gobierno de España, capaz de culminar la mayor traición en seis siglos de Historia común. Eso es lo que nos reunió en Madrid y lo que va a concentrarnos en Pamplona». Lo de la «historia común» es buenísimo. ¡A mandobles y arcabuzazos llegaron!