«El matrimonio puede sacar lo peor del ser humano"
Actor
Lluís Homar, a quien acabamos de ver en cartelera en «Bosque de sombras», de Koldo Serra, mide sus fuerzas en el escenario del Teatro Arriaga con otras dos figuras de la escena teatral, Nuria Espert y José Luis Gómez. El actor catalán presenta en Bilbo, entre hoy y el sábado, «Play Strindberg», una comedia trágica sobre el matrimonio escrita por Friedrich Dürrenmatt a partir del clásico «La danza macabra».
Karolina ALMAGIA | BILBO
La última vez que Lluís Homar (Barcelona, 1957) visitó Bilbo fue en 1995, cuando representó con Teatre Lliure «Bodas de Fígaro». Ha encontrado la ciudad «cambiada y preciosa», un incentivo más para saborear esta «cosa especial» que esta siendo esta gira de «Play Strindberg» que está a punto de acabar por los compromisos profesionales de los actores. En esta obra dirigida producida por el Teatro de La Abadía y dirigida por el director del Théâtre de L'Odéon de París, Georges Lavaudant, el actor catalán interpreta al primo Kurt que se mete en medio de un infierno conyugal. Lluís Homar, que alterna cine y teatro, vive en un pueblo junto al mar, a 45 kilómetros de Barcelona, y dedica su tiempo libre a estar con sus niños -de 3 y 6 años-, a pasear y a leer cosas que le hagan «entender al ser humano». Cuando puede hace meditación e intenta entender «los mecanismos del arte de vivir», algo que no le parece «nada fácil».
Esta obra se presenta como un duelo actoral entre tres gigantes. ¿Cómo lo vive usted?
A mí personalmente me impresionaba pensar que iba a hacer una obra con Nuria Espert y José Luis Gómez. Para mí es como jugar en la NBA, pero por la noche en el escenario se produce un juego muy noble en el que cada uno lo da todo, pero sin intentar destruir al otro.
¿Es «Play Strindberg» una crítica a la institución del matrimonio?
Es una crítica a lo que puede derivar el matrimonio. Los seres humanos somos capaces de convertir el matrimonio en un infierno, de hecho a diario se producen horrores dentro de esta institución, que es la base sobre la cual se ha sustentado la sociedad a lo largo de los siglos. Algunos de esos horrores trascienden y otros se quedan en la intimidad. El matrimonio puede sacar lo peor del ser humano, puede convertirse en un espacio de destrucción del uno por el otro. Afortunadamente, el matrimonio no es sólo eso.
Y, sin embargo, muchos espectadores se ven reconocidos en esta obra.
Sí, al menos se ven reconocidos parcialmente. Mi personaje es un divorciado que no entiende por qué esa otra pareja no se separa. Hay alternativas al matrimonio, aunque a veces esta institución consigue muy fácilmente la destrucción de las individualidades en pro de no se sabe qué.
¿Por qué cree que tenemos esa inercia de mantener las relaciones de pareja aunque no funcionen?
Bueno, eso daría para escribir un libro. Desde mi experiencia personal, creo que los hombres más que las mujeres sentimos un temor a no saber valernos por nosotros mismos. En la medida en que dos personas son capaces de vivir solas podrán hacer algo juntas. Si alguno de los dos no tiene esa capacidad, la relación acabará en desastre. Y en ese sentido, creo que las mujeres lleváis ventaja.
Ha pasado gran parte de su vida dedicado al Teatre Lliure, seis años como director. ¿Cuál ha sido la impronta que ha dejado?
Entré con 19 años y estuve 25 ligado a esta compañía. A nivel artístico, he dejado mis personajes. Y a otro nivel, creo que mi aportación fue importante para dar una continuidad a la compañía después de la muerte de Fabià Puigserver, un tiempo en el que hubo muchas dudas sobre su futuro. Espero haber contribuido a un determinado sentido del teatro, al compromiso de que el teatro es algo más que un oficio, pero al final hemos dejado todos también una cierta incapacidad de saber adaptarnos a los tiempos que corren.
Antes se decía que el teatro catalán estaba a años luz del que se hacía en el resto del Estado. ¿Ahora?
Ahora ya no lo creo. Hay ciclos y nosotros tuvimos la suerte de vivir un resurgir después de la muerte de Franco, unos tiempos en los que todo estaba por hacer: la normalización de la lengua, la necesidad del público de ver cosas... No teníamos un duro ni teníamos el apoyo de los políticos, a los que debíamos convencer. Ahora tenemos nuestra compañía nacional, nuestras subvenciones, todo está normalizado, pero creativamente hablando el resultado es menos interesante.
¿Se ha preguntado muchas veces por qué actúa?
Muchas. Yo actúo desde que tengo seis años, me lo pasaba muy bien y a los 14 ya sabía que quería dedicarme a esto. Viéndolo con distancia, creo que era una manera de poder mostrarme más allá de lo normal, era como un espacio en el cual podía encontrar una libertad. Y hoy sigo buscando personajes que me hagan crecer, aprender, que me hagan sentir que hay camino por recorrer.
Ha actuado con Koldo Serra, Iñaki Dorronsoro y Montxo Armendariz. Hábleme de ellos.
Con Montxo rodé un día en «Obaba», pero sentí que formaba parte de esa familia, me encontré muy bien acogido en su mundo. Iñaki Dorronsoro para mí es uno de los mejores guionistas del cine español, sus personajes son un regalo para los actores. «La distancia» es una película fantástica, la taquilla no le ha hecho justicia. Y Koldo Serra es la locura, es un personaje tierno que te hacer reir, ¡que sabe tanto de cine!, con quien cada plano es una historia... No fue nada fácil para él: un rodaje lleno de figurones, con circunstancias muy difíciles, para una primera película fue terrible, tuvo todos los inconvenientes, pero pasó la prueba e hizo su película. Creo que tiene un gran futuro en el cine y estoy seguro de que en sus próximas películas se lucirá más.
¿Cómo se arregló con Gary Oldman en el rodaje de «Bosque de sombras»?
Fue maravilloso. Entre los dos se produjo una sintonía muy bonita. Yo tenía ilusión de trabajar con él y fue muy bonito. Hubo curiosidad y respeto mutuo.
Almodóvar dijo de usted que pulverizaba a todos los galanes de su generación.
Es que fue un flechazo profesional. No todo el mundo lo lleva bien con Almodóvar y yo no lo puedo entender porque para un actor es genial, te da muchísima información, saca lo mejor de ti, está acabando de escribir la escena mientras está rodando. Aprovecha como nadie al ser humano que tiene delante
«En la medida en que dos personas son capaces de vivir solas, podrán hacer algo juntas. Si alguno de los dos no tiene esa capacidad, la relación acabará en desastre»
«Koldo Serra es la locura, es tierno, te hace reir, ¡sabe tanto de cine! No fue nada fácil para él: tuvo un rodaje lleno de figurones, muy difícil, y pasó la prueba»