A raíz de la denuncia por torturas que presentó Nekane Txapartegi en 1999, el médico forense compareció ayer ante el Juzgado de Instrucción número 34 de Madrid. El facultativo mostró un informe fundamentado en la documentación realizada por los médicos de la Audiencia Nacional española.

La abogada de Txapartegi, Izaskun González, explicó a GARA que, a pesar de que los informes de la Audiencia Nacional recogen que durante el periodo de incomunicación el cuerpo de la asteasuarra presentaba marcas y moratones diferentes día tras día, el médico forense llegó a asegurar durante su declaración que estas marcas podrían haber sido producidas en el momento de la detención, tal y como insinuó una y otra vez la defensa de la Guardia Civil.

A juicio de González, la declaración del facultativo «es una tapadera» que tiene como objeto «encubrir la actuación de la Policía en las comisarías».

La denuncia de Txapartegi fue archivada en junio de 2001, aunque el médico que la atendió cuando ingresó en la prisión de Soto del Real certificó la presencia de marcas en muñecas, piernas, brazos y pecho, así como hematomas en la espalda; también constató su imposibilidad para levantar el hombro izquierdo. El juez instructor decidió archivar el caso argumen- tando que el informe médico no explicaba cúal era el origen de aquellas lesiones.

Los representantes legales de Txapartegi recurrieron la decisión y consiguieron abrir de nuevo el caso aportando nuevas pruebas, como la petición de comparecencia de los médicos de la Audiencia Nacional o un careo con los guardia civiles que la vecina de Astuasu identificó, en el transcurso del juicio por el sumario 18/98 en el que está imputada, como autores de los malos tratos que padeció.

En manos del instructor

Tras la vista de ayer, el juez instructor deberá decidir ahora entre seguir adelante con las pruebas solicitadas por la acusación, a las que aún no ha dado ningún tipo de respuesta, o archivar el caso.

Txapartegi fue detenida en marzo de 1999 en el marco de la operación contra Xaki. Tras permanecer cinco días incomunicada en manos de la Guardia Civil, relató que vivió «un auténtico calvario» en el que fue desnudada entre cuatro agentes y posteriormente violada.