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Raimundo Fitero

Porqués

La ministra de Cultura, Carmen Calvo, ha vuelto a meter la pata. Le gusta tanto aparecer en los medios de comunicación que convocó una rueda de prensa para dar por hecho un pacto que no se había producido. Su ansiedad por demostrar a alguien que su paso por el Ministerio no ha sido una de las veleidades de ZP, le está empujando a colocarse en terrenos fuera de la normalidad sicológica. Para sacar del atolladero donde se había metido con las partes afectadas por la Ley del Cine, que posiblemente mañana sea aprobada en Consejo de Ministros, tuvo que intervenir en las negociaciones la vicepresidenta Fernández de la Vega, para que se pudiera vislumbrar un arreglo. Corrió la pizpireta a comunicar la «unanimidad» del sector, y al poco salieron algunas de las partes a reprenderle y señalarla como mentirosa. ¿Por qué tanta contradicción?

¿Por qué deben aportar unas empresas privadas un porcentaje de su gestión económica para subvencionar las producciones de cine español? ¿Por qué deben cumplir unas cuotas las empresas privadas de exhibición de cine con películas de producción española? ¿Por qué las productoras de cine no se liberan de una vez o se hace una productora estatal como sucede con el teatro, la danza o la música? ¿Por qué deben obligarnos a ver el cine que no queremos ver? Estoy de acuerdo con las empresa de televisión privadas, si estamos en una economía de mercado, ¿por qué se debe proteger el cine de esta manera y por qué a costa de los beneficios, supongamos, de una serie española mala, o de una serie americana excelente?

Hay que proteger el cine propio, el europeo, de acuerdo, pero con otras medidas. No es posible que se paguen unas cantidades de euros imponentes a directores, actrices en producciones que no van a tener recorrido y que se hacen gracias a las subvenciones. Y no se puede intentar solucionar los problemas del cine apretando a las televisiones o a los exhibidores. Sí, claro, es todo un oligopolio: las distribuidoras americanas tienen sus películas, sus cines y sus máquinas de palomitas, lo copan todo. ¿Que esto se rompe a base de porcentajes? Seguro que no. Y menos con leyes que cojean desde el principio.

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