CRíTICA cine
«Azur y Asmar»
Mikel INTXAUSTI
El público familiar europeo se pasa la vida reclamando una alternativa al conservador modelo Disney, pero cuando surge un genio para todos los públicos como Ocelot no acude a las salas de cine a apoyarle sin reservas. Si sus maravillosos dibujos marcan la diferencia, otro tanto cabe decir del valioso mensaje que trasmiten unas películas que enseñan a conocer y amar otras culturas. El paralelismo que traza «Azur y Asmar» del antiguo enfrentamiento entre la cristiandad y el islam con el actual conflicto árabe-israelí, o con el planteado por Bush en Irak, no puede ser más didáctico a propósito de la necesidad de enseñar a aceptar las diferencias por motivo de raza y de educación desde la niñez. De ahí que el arranque argumental incida en el hecho de que los dos protagonistas son criados juntos sin hacer distinciones entre ellos, hasta que los respectivos mundos de los que proceden les reclaman, creándose una división artificial entre ambos. Para volver a hermanarse deberán recuperar el espíritu mágico de las leyendas con que fueron acunados.
Título original: `Azur et Asmar'.
Director: Michel Ocelot.
Guión: Michel Ocelot.
Fotografía: Kyle Badla.
Música: Gabriel Yared.
Voces: Cyril Mourali, Karim M'Riba, Hiam Abass, Patrick Timsit. País: Coproducción europea, 2005.
Duración: 99 m.
Género: Animación.