Rafael Zubiagirre Txintxurreta, de 42 años de edad, murió ayer aplastado por una bobina de hierro de 1.500 milímetros de diámetro y 77 de ancho, cuando se encontraba trabajando en la factoría Hijos de Juan Garay SA en Oñati, empresa dedicada a la fabricación de tubos de hierro, para la que trabajaba desde hace siete años.

Según el parte avanzado por Osalan, el accidente ocurrió alrededor de las 6.00 horas, cuando el operario estaba manipulando una bobina de fleje para colocarla en una máquina, utilizando una grúa pórtico. Según el mismo informe, «la carga se ha caído o ha balanceado y el trabajador ha resultado atrapado entre la bobina y el pie de la grúa pórtico».

El comité de empresa ha convocado un paro de 24 horas para hoy, así como una concentración frente a las instalaciones de la empresa a partir de las 12.00. Tras la concentración, una manifestación recorrerá las calles de Oñati. Un portavoz de la empresa comunicó a GARA que la dirección decretó «nada más conocer la trágica noticia un día de luto retribuido para la plantilla».

Solidaridad

En una nota, los sindicatos ELA, LAB, ESK y STEE-EILAS, lanzaron un mensaje de solidaridad con los compañeros de trabajo de Zubiagirre y se adhirieron a las convocatorias realizadas por el comité de empresa.

Con el trabajador fallecido ayer en Oñati son ya, al menos, un total de 38 los operarios que han muerto en sus puestos de trabajo o en la carretera por desplazamientos ligados a sus obligaciones laborales, una realidad ante la que los sindicatos han dado la voz de alarma, no sólo ante la clase empresarial, sino también ante la Administración a la que acusan de actuar con pasividad ante una lacra que se cobra numerosas vidas.

Ante este nuevo siniestro laboral, CCOO de Euskadi consideró ayer que «las movilizaciones contra la siniestralidad se justifican hoy más que nunca». En este sentido, esta organización se suma a las movilizaciones de Oñati. La central sindical que dirige Josu Onaindi pidió a los trabajadores que «muestren su hartazgo» ante esta dramática situación y avanzó que «si los empresarios y las instituciones no ponen toda la carne en el asador para buscar una salida a esta sangría de muerte en el trabajo, los trabajadores no pueden quedarse callados y deben movilizarse».

Batasuna, por otro lado, lamentó el nuevo accidente mortal y criticó que «los accidentes de trabajo están batiendo récords de dramatismo, mientras que los empresarios están obteniendo los mejores resultados económicos conocidos en la historia, pero no ponen los medios para resolver ese problema». Criticó la elevada precariedad laboral, que es la que está nutriendo las listas de las bajas laborales, por lo que reclamó a los gobiernos de Gasteiz e Iruñea medidas directas para frenar «esa lacra social» y consideró que se debe actuar con mayor rigor en este tema puesto que los trabajadores «son los que pierden la vida» y, en cambio, los empresarios «no se ven presionados» por la Administración.