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Belen Martinez Analista social

Lucie Aubrac

Durante su juventud militó en un círculo internacionalista de jóvenes pacifistas y en el movimiento de la Juventud Comunista. En 1941 contribuyó a la creación del periódico clandestino «Libération", en honor al recién nacido movimiento Liberación Sur

El pasado 14 de marzo nos dejaba Lucie Bernard, más conocida como Lucie Aubrac (apellido de guerra de su marido, Raymond Samuel), una figura emblemática de la resistencia contra los nazis en el Estado francés.

En abril de 1944, durante la emisión «Honneur et Patrie», difundida por la BBC, dirigiéndose a la Resistencia francesa, Lucie decía que «la guerra es un asunto de hombres». Aubrac consideraba que los alemanes de Vichy desconocían el Derecho internacional y, al amenazar a las mujeres y asfixiar a las criaturas, habían convertido la guerra en un asunto también de mujeres. Su mensaje era contundente: «Nosotras las mujeres de Francia, tras la firma del armisticio, ocupamos el lugar que nos corresponde en el combate». Las palabras de Lucie estaban precedidas del «Chant des partisans»: «Ami, entends-tu/ Les cris sourds du pays qu'on/ Enchaîne?» («Amigo, ¿escuchas los gritos sordos del país que encadenan?»). El «Canto de los partisanos», de Anna Betoulinsky (más conocida como Anna Marly), era el himno de la unión de la Resistencia contra los nazis.

Durante su juventud, antes de llevar el apellido de Raymond, Lucie Bernard militó en un círculo internacionalista de jóvenes pacifistas y en el movimiento de la Juventud Comunista. En 1941 contribuyó a la creación del periódico clandestino «Libération», en honor al recién nacido movimiento Liberación Sur, del que ella fue cofundadora. Por aquel entonces, Lucie se llamaba Catherine. Redactó artículos, distribuyó periódicos, ayudó a pasar la línea de demarcación a miembros de la Resistencia, participó en la evasión de prisioneros, incluido su marido, detenido en más de una ocasión.

En el diario «Privilège de femmes» compartió textos con Gertrude Stein y Madeleine Jacob, periodista judicial que coincide con Aubrac en «Libération».

Comprometida en la defensa de la paz, en 1950 participó en el llamamiento por la paz (Llamamiento de Estocolmo), lanzado por el Consejo Mundial de la Paz con el objetivo de prohibir totalmente la bomba atómica. Se implicó en la lucha de los pueblos que combatían por su independencia (Indochina, Argelia...) y en favor de los derechos humanos.

El 15 de marzo de 2004, con ocasión de la conmemoración del 60 aniversario del Programa del Consejo Nacional de la Resistencia, Lucie, junto con otros miembros de la Resistencia, llamaba a las jóvenes generaciones a revitalizar y transmitir la herencia de la Resistencia y sus ideales de democracia económica, social y cultural, todavía vigentes.

Lucie fue, hasta el final de sus días, una activista incansable, militando en la Liga de los Derechos Humanos, la Red francesa de Mujeres por la Paridad, la Red Educación sin Fronteras o Amnistía Internacional. Las niñas y niños «sin papeles» escolarizados, y sus familias, la siguen recordando. Su herencia política y moral es inmensa. La mujer que encarnaba la Resistencia decía que la palabra «resistir» debe conjugarse siempre en presente. Lucie multiplicó los espacios de Resistencia.

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