Una exposición vindica en Biarritz la trayectoria de Jorge Oteiza
La Cripta de Santa Eugenia de Biarritz acoge desde hoy «Oteiza, l'Espace Libre", una exposición que, a través de 35 obras, pretende ofrecer una visión amplia de la trayectoria del artista oriotarra. La muestra, comisariada por Jean-François Larralde, trata de vindicar, de manera didáctica, la obra «Homenaje al caserío vasco", inaugurada en julio pasado en la Plaza Bellevue y recibida con incomprensión por algunos sectores de la población biarrota.
Martin ANSO | DONOSTIA
«En Iparralde no existe tradición de escultura moderna abierta a corrientes internacionales como el constructivismo», afirmó ayer Jean-François Larralde. El comisario de «Oteiza, l'Espace Libre» hizo notar que, incluso en Biarritz, las obras de artistas contemporáneos que pueden apreciarse, como la de Manolo Valdés, siguen siendo más o menos figurativas. Si en la Plaza Bellevue, emblemático espacio público, se hubiese instalado un apóstol o una piedad de Oteiza, probablemente apenas habría habido polémica. Pero lo que se instaló fue una pieza minimalista, desarrollada en acero cortén a partir de una tiza. Y, por si eso fuera poco, lleva por título «Homenaje al caserío», todo un «desafío» para quienes han formado su gusto estético sobre la casa vasca a partir de la representación que de ella hizo un pintor como Ramiro Arrue. «La visión de Arrue es costumbrista, etnográfica y, a la vez, mitológica, porque su representación del caserío corresponde a una supuesta Edad de Oro, está fuera del tiempo».
Un objetivo pedagógico
Estas fueron, quizá, las razones principales por las que «Homenaje al caserío vasco» generó polémica entre los biarrotas. Como consecuencia, el Ayuntamiento encargó a Larralde una exposición didáctica sobre la obra de Oteiza, y el resultado es «L'Espace Libre», que el propio comisario y Marie-Christine Rivière, directora de Cultura de Biarritz, presentaron ayer en el Koldo Mitxelena de Donostia.
El objetivo es explicar, de la manera más pedagógica posible, que la obra de Oteiza «no es fruto de la casualidad, sino de una evolución consciente y voluntaria»; explicar cómo, «sin renunciar a las raíces y haciendo suyas conceptualmente las aportaciones del Renacimiento Cultural Vasco e incluso de movimientos anteriores, como el encabezado por Anton Abadia, fue capaz de integrarse formalmente en las corrientes internacionales más novedosas, y llegó a abrir las vías del futuro». De hecho, recordó Larralde, está considerado uno de los precursores del minimalismo.
En la Cripta de Santa Eugenia, una foto de la escultura de Bellevue tendrá un papel estelar. «La relación geométrica entre la pieza y la estructura arquitectónica del caserío tradicional no es obvia a primera vista, pero esperamos mostrar que, a partir de la geometría y, por supuesto, siempre dentro del planteamiento de un escultor moderno, se puede entender muy bien».
Un vídeo, visitas guiadas por el propio comisario, talleres, conferencias e incluso una excursión al Museo de Altzuza son también reflejo la voluntad didáctica de la exposición.
Jean-François Larralde no dudó en afirmar que la polémica en torno a la escultura de Bellevue se debió, al menos en parte, a la «dimensión política» de Oteiza, pues «su arte estaba encaminado también a reforzar la concepción nacional vasca».
Título: «Oteiza, l'Espace Libre».
Fechas: Del 31 de marzo al 15 de julio.
Horario: Abierto todos los días, salvo los jueves, de 14:00 a 19:00 horas.
Precio de la entrada: 6, 4 y 3 euros (gratis hasta los 12 años)
«Oteiza, l'Espace Libre» está constituida por un total de 35 esculturas, cedidas principalmente por la legataria del artista, Pilar Oteiza, y coleccionistas privados de Madrid, Barcelona y Nueva York.
La muestra arranca con obras figurativas, como «Maternidad», «Dos hermanas», «Don Quijote a caballo» o «Xenpelar». Sigue con Arantzazu, representada por dos cabezas de apóstoles, dos piedades y uno de los ángeles que concibió para el interior de la basílica y que no llegaron a instalarse. Después, repasa la obra abstracta geométrica, en la que el artista «se sitúa ya fuera de la herencia del Renacimiento e incluso de la Grecia clásica, y, en busca del espacio, esa constante en su trayectoria, se dedica a la apertura de polidedros, a desocupar el cilindro, la esfera (en la que se topa con el cromlecht pirenaico) y el cubo (las cajas metafísicas)». También están representadas en la muestra sus obras conclusivas, «en las que adelanta el minimalismo e incluso el postminimalismo».
El catálogo de la muestra incluye textos de Pilar Oteiza y Francisco Calvo Serraller, entre otros.
M.A.