Primer grupo de la segunda jornada de la sección metálica del Villa del Bilbao. Desde Arrasate, Denial. Desde antes de empezar su actuación, los black metaleros guipuzcoanos ya estaban frente al abismo: el escenario estaba adornado por telas blancas que simulaban estar manchadas de sangre, mientras sendos ataúdes flanqueaban la batería.

Otro ismo: mimetismo. Imaginería mimética para una propuesta mimética. Pero eso sí, con todas las consecuencias. Denial le da sin contemplaciones al black metal de piñón fijo, guitarras afiladas y sección rítmica de infarto. Mimética la incursión de una violinista e inexistente la aportación de los teclados. La efectividad paliaba la falta de composiciones. La juventud y el futuro. Hay que creer en el futuro de Denial.

El cuarteto de thrash metal Nohmad, segundos de la noche, anunció bien pronto que llegaba desde Murcia, «aunque pareciese raro». Nadie entendió el chiste. Si es que lo había.

El ejercicio de Nohmad también fue sobre raíles. Metallica en la voz, Metallica en las composiciones. Algún guiño casi moderno al metal de los 90, Machine Head. Y lengua de esparto y garganta humeante para tonos más callejeros, más hardcore metal.

La puesta en escena. Autista. De autismo. Punteos vertiginosos con pulcra técnica pero excesivamente gélidos. Pálido. Sota, caballo, rey y vuelta a empezar. Como dijo aquel: nueve en la ejecución y uno en actitud hacen cinco de media. Pues eso, cinco de media.