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Maite SOROA

Los ecos del BEC

Ya se celebró el acto de la izquierda abertzale en un BEC abarrotado y a los analistas de la cosa política les ha sentado, en general, como un dolor de tripas.

El editorialista de «La razón» lamentaba, además, la deserción de quien fuera su protegido: «lo peor, con todo, es que con su decisión, Garzón ha abierto de par en par una puerta a Batasuna desde la que hacer apología de su ideario con la connivencia de la Justicia. Como dijo ayer el Partido Popular del País Vasco, el acto de Baracaldo es, por encima de todo, `una nueva patada a la democracia y a la Ley de Partidos'». Se equivoca, el de la patada era, al parecer, del PNV.

Pilar Cernuda, en «Diario de Navarra», también se subía por las paredes porque «Otegi, que no tiene un pelo de tonto, hizo todo el electoralismo que le dio la gana y más, aunque no pronunció el nombre maldito ni las siglas malditas. Se rió de Garzón y del Estado de Derecho».

Según el editorialista de «Diario de Noticias», «la izquierda abertzale sufre en forma de una marginación política antidemocrática los efectos de un problema que en gran parte ella ha alimentado». Es curioso cómo se las arreglan algunos para endilgar la responsabilidad de la injusticia a quien la padece.

Florencio Domínguez, en «El Correo Español», sentenciaba: «el discurso de ayer en el BEC lleva el mismo pecado original que ha arrastrado ETA desde el inicio de la democracia: la pretensión de volver a un punto cero, a antes de la transición, para cambiar todo lo que se ha hecho desde entonces, para que se reconozca que ellos han tenido razón durante todo este tiempo».

Muy contundente también, el editorialista de Pedro J. Ramírez aseguraba en «El Mundo»: «permitir ahora que Batasuna concurriese a las elecciones y volviese a estar presente en las instituciones constituiría un balón de oxígeno para ETA que la democracia no puede permitirse».

Y mientras se escribía lo anterior, Alberto Surio daba en «El Diario Vasco» su particular visión de las cosas: «La prohibición condicionada del acto del BEC por parte de Garzón parece tratarse de una nueva vuelta de tuerca para presionar al mundo radical en esa dirección de desmarque. Batasuna dice que se encuentra al límite, pero Zapatero también se mueve en la cuerda floja. El tren está a punto de pasar y el dilema se va a despejar en las próximas semanas». Pues, ¡atento todo el mundo!

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