El efecto Mané se diluye. La pegada y la casta mostradas el domingo en el Sardinero reducen el nivel de pesimismo, pero lo cierto es que los resultados no varían: quinta jornada sin conocer la victoria y, en consecuencia, una semana más en puestos de descenso.

Lo cierto es que los últimos partidos han devuelto al Athletic a sus peores guarismos de la temporada. Como sucediera la pasada temporada con la llegada de Javier Clemente, el equipo notó para bien el relevo en el banquillo. Pero en esta ocasión la reacción no ha tenido continuidad, lo que mantiene a los rojiblancos en una situación delicadísima, cuando apenas restan diez jornadas para que concluya la Liga.

Los doce encuentros que aguantó Félix Sarriugarte en el banquillo se saldaron con ocho puntos, merced a seis derrotas, cinco empates y una sola victoria. Es decir, una media de 0'66 puntos por partido.

Las cifras mejoraron considerablemente con la llegada de Mané. Su esfuerzo por dotar de seguridad defensiva al equipo tuvieron reflejo inmediato en el rendimiento. De hecho, y pese a la racha negativa en la que está inmerso ahora mismo, el equipo sigue siendo mejor con Mané en el banquillo: 18 puntos en 16 partidos, o lo que es lo mismo, 1'12 puntos por partido.

Pero la tendencia negativa de las últimas jornadas está haciendo caer en picado las estadísticas que otrora invitaran al optimismo. Desde que se impusiera en el derbi de Anoeta, culminando una serie de encuentros frente a rivales directos con resultados positivos, el Athletic sólo ha tenido una alegría que llevarse al cuerpo, el triunfo ante el Getafe. Un empate y seis derrotas completan esta última fase, que arroja un desalentador resultado de 4 puntos en ocho partidos. Y 19 goles en contra, otro dato significativo, aunque los cinco encajados ante el Racing los justifiquen en parte.

El calendario inmediato, con citas ante Valencia, Sevilla o Real Madrid, no hace sino oscurecer el panorama al que se enfrentan los bilbainos.

Claro que los optimistas también tienen un par de clavos a los que aferrarse: la reacción -lamentablemente infructuosa- del equipo en Santander y la cercanía de los rivales directos. Celta y Levante no han aprovechado el mal momento del Athletic y se mantienen a tiro.