El ex presidente de la Conferencia Episcopal española, el cardenal Antonio María Rouco Varela, ha cambiado el látigo contra el «nacionalismo totalitario» (entiéndase el vasco) por la persecución a los «rojos». Quien en jornada de reflexión previa al 14-M ordenara rezar por la nación española, sin que ni las plegarias fueran suficientes para que el PP ganara las elecciones, ha determinado que los pobres no recen. No al menos de la mano de curas que no respetan la «ortodoxia católica». Cuando todavía está reciente la descalificación por el Vaticano de los escritos del teólogo vasco, Jon Sobrino, el arzobispo de Madrid arremete contra tres activos practicantes de las tesis de la Teología de la Liberación. Los sacerdotes de la parroquia de Entrevías pueden quedarse sin templo, de cumplirse la amenaza del arzobispado. Todos son veteranos. El más conocido, Enrique de Castro, atesora 35 años de trabajo en Vallecas siempre del lado de los excluidos. Los tres, y en particular De Castro, han hablado y escrito mostrando sus discrepancias con la iglesia oficial. La «caza de brujas» está en marcha, y también la movilización popular frente a ella.