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Maite SOROA

¡La hecatombe!

Reconozco que me pirro por las soflamas apocalípticas de los exaltados del nacionalismo español. La riqueza terminológica de sus descripciones de la hecatombe que viene se complementan con una pobreza argumental colosal, y en combinación con el «yo ya lo advertí», hacen que sus intervenciones públicas parezcan más una comedia de los hermanos Álvarez Quintero que la tragedia griega que pretenden.

Santiago Abascal, parlamentario del PP, presidente de una fundación titulada algo así como «Por la unidad de España» escribía en «El Semanal Digi- tal»: «La organización terrorista ETA ya ha registrado sus nuevas siglas en el Ministerio del Interior. El Gobierno, acusado de arrodillarse durante meses, se ha puesto digno y ha dado órdenes para actuar contra las nuevas siglas (ASB: Abertzale Sozialisten Batasuna) que, por cierto, vienen a significar `unidad nacionalsocialista'». Está claro que el euskara no es su fuerte.

Dice Abascal que en la traición participa su juez más laureado: «El juez estrella, estrellado hace meses a ojos de quienes en su día le premiaban (víctimas y constitucionalistas), ha puesto al nuevo partido la condición de que no utilicen sus estrenadas siglas si se presentan en público. El no va más. Imagínense que se termine permitiendo actuar a los etarras a condición de que no firmen sus crímenes con sus celebres tres letras (ETA)». Es ocurrente el muchacho. Pero, como a todo fanatizado, le pierde la ira: «Es el colmo. Lo ocurrido en el BEC de Baracaldo, consentido por el Gobierno con la connivencia del superjuez, es un escándalo para nuestra democracia. La chulería, en el acto autorizado, del portavoz batasuno-etarra Arnaldo Otegi y compa- ñía es la prueba del algodón. Dicen que estarán en las elecciones sin disfraces. El Gobierno no dice nada. Los jueces no actúan. Nadie impide el acto, nadie lo disuelve». A los fanatizados les pone que un centenar de poli- cías se liaran a romper porras en el lomo de las personas.

Y lo que más les duele es que la gente pueda elegir. Eso les pone los pelos como escarpias: «Dicen que harán, dicen misa. Da igual. Siguen mintiendo, como acostumbran desde hace meses, y después no harán nada. El PCTV ya está en el Parlamento sin condenar el terrorismo. ¿Por qué no van a estar ASB o las plataformas municipales que se les ocurran y que ya han presentado en algunos pueblos vascos?». Es, sin duda, una buena pregunta. ¿Por qué no?

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